¡¡¡Buenos días hermanos!!! Hoy el Evangelio es de San Marcos, pero es de Domingo y volvemos al capítulo 1. Pero lo más destacado es que Jesucristo toca a una persona que la Ley de Moisés declaraba impura (¡a un leproso!) y la sana. Se ve que en esas más de 600 reglas alguna sobraba: (Hoy Mc 1, 40-45).
"En aquel tiempo, (2)se acercó a Jesús un leproso, suplicándole de rodillas:– «Si quieres, puedes limpiarme.» (3)Sintiendo lástima, (1) extendió la mano y lo tocó, diciendo:– «Quiero: queda limpio.» (4) La lepra se le quitó inmediatamente, y quedó limpio. Él lo despidió, encargándole severamente:– «No se lo digas a nadie; pero, para que conste, ve a presentarte al sacerdote y ofrece por tu purificación lo que mandó Moisés.» Pero, cuando se fue, empezó a divulgar el hecho con grandes ponderaciones, de modo que Jesús ya no podía entrar abiertamente en ningún pueblo; se quedaba fuera, en descampado; y aun así acudían a él de todas partes."
(1) Jesucristo podía haberle curado sin tocarle, pero lo toca y esa es su forma de sanarle: ¡con proximidad y calor humano! Pudo curarle a distancia como liberó del demonio a la hija de la mujer sirio-fénicia o sanó al criado del centurión. ¡Pero no! ¡Quiere tocarle y así supera esa regla del Levítico que declaraba impuro al leproso! (Y que podemos leer en la primera Lectura de hoy)...
... También podía habernos dado la salvación desde el cielo, como migajas que caen, ¡pero no! Se hizo carne y sufrió con los que sufrían y padeció por los que pecamos. Y resucitó para poder glorificarnos algún día... ¡Bendito sea Jesucristo! ...
... Y Encarnándose convirtió en necio el saber humano. Y a pesar de lo que decía el filósofo clásico, el mismo Dios se encarga de acortar la inmensa distancia que le separa del hombre y la Revelación hace que el hombre pueda comprender un poco cosas a las que jamás hubiera llegado pensando. Por eso sólo tenemos Fe los cristianos: porque la Fe es la respuesta a la Revelación de Dios. Los demás tienen creencias (salvo los hebreos que tienen una Fe incompleta).
(2) Dios siempre da el primer paso hacia nosotros y por eso la Palabra se hace hombre. Pero luego Jesucristo sana a quien va hacia Él o a quien llevan a Él. Y muchas veces reconoce lo importante que es la Fe para poder sanar a alguien de su cuerpo o del alma: "vete en paz, tu Fe te ha salvado"...
. .. Digo esto por si la táctica de alguien es quedarse alejado de Dios y esperar a que Él le salve sin hacer nada y quedándose lejos de Dios. San Agustín, le aclara lo que le pasará: "Dios que te creó sin tí, no te salvará sin tí".
(3) La compasión = padecer +con; que viene de Pathos (pasión) que significa sufrimiento + cum (con). Y es que el Espíritu de Dios, que nosotros sólo podemos ver en el Dios hecho hombre: ¡Jesucristo! Es compasivo y siente lástima por el que sufre. Y nosotros, cristianos, debemos tener este mismo Espíritu de compasión y Amor, ... ¡Qué el Señor nos lo vaya dando cada día un poco más!
(4) Esta línea es lo que diferencia a Jesucristo de los demás hebreos que decían ser el Mesías: ¡Jesús curaba de verdad y a Su predicación le acompañaban signos y Milagros!
(5) Por eso el sanado no puede callar. Y cuanto más recuerda su lepra más alegre está de haber sido sanado y más necesidad tiene de contárselo a sus hermanos...
... Desgraciadamente hay muchos tipos de lepra. Y los que la tuvimos en el alma pudimos aguantar más tiempo sin ir a ver al Señor (para desgracia nuestra)... Y en estas líneas finales me viene a la memoria una canción de JESED: "Vuelvo a casa mí Padre", y suena en mi interior mientras escribo: "había muerto/ y he vuelto a la vida. /Estaba perdido y me encontraste. /Lleno de Amor/ y Misericordia/ he vuelto a la casa de mi Padre ".
Mi oración hoy por todos aquellos con lepra en el alma, para que se acerquen a aquel que les amó primero y les espera siempre y siente lástima por su enfermedad. Y para que siga sosteniéndonos, perseverándonos y santificándonos a los que un día nos curó...
PRIMERA LECTURA
ResponderEliminarLev 13, 1-2.44-46.
El leproso vivirá solo y tendrá su morada fuera del campamento.Lectura del libro del Levítico.
El Señor dijo a Moisés y a Aarón:– «Cuando alguno tenga una inflamación, una erupción o una mancha en la piel, y se le produzca la lepra, será llevado ante Aarón, el sacerdote, o cualquiera de sus hijos sacerdotes. Se trata de un hombre con lepra: es impuro. El sacerdote lo declarará impuro de lepra en la cabeza. El que haya sido declarado enfermo de lepra andará harapiento y despeinado, con la barba tapada y gritando: "impuro, impuro!" Mientras le dure la lepra, seguirá impuro; vivirá solo y tendrá su morada fuera del campamento.»
Palabra de Dios
SEGUNDA LECTURA
ResponderEliminarDel comentario de san Efrén, diácono, sobre el Diatésaron(Cap. 1, 18-19: SC 121, 52-53)
LA PALABRA DE DIOS, FUENTE INAGOTABLE DE VIDA
¿Quién hay capaz, Señor, de penetrar con su mente una sola de tus frases? Como el sediento que bebe de la fuente, mucho más es lo que dejamos que lo que tomamos. Porque la palabra del Señor presenta muy diversos aspectos, según la diversa capacidad de los que la estudian. El Señor pintó con multiplicidad de colores su palabra, para que todo el que la estudie pueda ver en ella lo que más le plazca. Escondió en su palabra variedad de tesoros, para que cada uno de nosotros pudiera enriquecerse en cualquiera de los puntos en que concentrara su reflexión.La palabra de Dios es el árbol de vida que te ofrece el fruto bendito desde cualquiera de sus lados, como aquella roca que se abrió en el desierto y manó de todos lados una bebida espiritual. Comieron -dice el Apóstol- el mismo alimento espiritual y bebieron la misma bebida espiritual.Aquel, pues, que llegue a alcanzar alguna parte del tesoro de esta palabra no crea que en ella se halla solamente lo que él ha hallado, sino que ha de pensar que, de las muchas cosas que hay en ella, esto es lo único que ha podido alcanzar. Ni por el hecho de que esta sola parte ha podido llegar a ser entendida por él, tenga esta palabra por pobre y estéril y la desprecie, sino que, considerando que no puede abarcarla toda, dé gracias por la riqueza que encierra. Alégrate por lo que has alcanzado, sin entristecerte por lo que te queda por alcanzar. El sediento se alegra cuando bebe y no se entristece porque no puede agotar la fuente. La fuente ha de vencer tu sed, pero tu sed no ha de vencer la fuente, porque, si tu sed queda saciada sin que se agote la fuente, cuando vuelvas a tener sed podrás de nuevo beber de ella; en cambio, si al saciarse tu sed se secara también la fuente, tu victoria sería en perjuicio tuyo.Da gracias por lo que has recibido y no te entristezcas por la abundancia sobrante. Lo que has recibido y conseguido es tu parte, lo que ha quedado es tu herencia. Lo que, por tu debilidad, no puedes recibir en un determinado momento lo podrás recibir en otra ocasión, si perseveras. Ni te esfuerces avaramente por tomar de un solo sorbo lo que no puede ser sorbido de una vez, ni desistas por pereza de lo que puedes ir tomando poco a poco.