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domingo, 4 de enero de 2015

4. De San Juan y el Principio, a una carta de San Pablo,... ¡2 por 1, sin rebajas!

¡¡¡Buenos días hermanos!!! El Evangelio de hoy es el mismo del día 31 de diciembre. Así que podéis mirar ese día en el blog, que seguro que la misma lectura nos dice cosas nuevas:
 
 
Y en su lugar vamos a ver la Segunda Lectura de la Carta de  San Pablo a los Efesios, similar a la que se reza en el Oficio Divino: (Ef 1, 3-6. 15-18.)
 
"(1) Bendito sea el Dios y (2)Padre de nuestro Señor Jesucristo, (3)que nos ha bendecido en Cristo con toda bendición espiritual en los cielos, (4)ya que en él nos eligió antes de la creación del mundo para que fuéramos santos y sin mancha en su presencia, por el amor; (2)nos predestinó a ser sus hijos adoptivos por Jesucristo conforme al beneplácito de su voluntad, para alabanza y gloria de su gracia, con la cual nos hizo gratos en el Amado. (5)Por eso, también yo, al tener noticias de vuestra fe en el Señor Jesús y de la caridad con todos los santos, no ceso de dar gracias por vosotros, al recordaros en mis oraciones, para que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de la gloria, os conceda el Espíritu de sabiduría y de revelación para conocerle; iluminando los ojos de vuestro corazón, para que sepáis cuál es la esperanza a la que os llama, cuáles las riquezas de gloria dejadas en su herencia a los santos."
 
(1) Empieza bendiciendo a Dios. Que es una buena forma de empezar a orar: agradecer y alabar a Dios...
 
... Bendecir, viene del latín: bene decire, y significa "decir bien" (de alguien)...
 
... Que nosotros bendigamos a Dios, en esencia no le aporta nada (no las necesita, pero seguro que Le gusta que lo hagamos; y cuando lo hacemos ¡los más beneficiados somos nosotros! )...
 
... Que los hombres nos bendigan (es preferible a que nos maldigan) pero no es demasiado importante...
 
... ¡Lo importante es que Dios nos bendiga! Porque como decía la Beata Madre Teresa de Calcuta (casi citando a San Francisco de Asís): "No soy como yo me veo, ni como los demás me ven. Soy como Dios me ve." ¿Tenemos esto claro? Pues la verdad que si lo consiguiéramos ahorraríamos mucho tiempo gastado en apariencias...
 
(2) Jesús, nunca decía nuestro Padre, (salvo en el Padrenuestro y eso porque era así la oración que debíamos rezar nosotros. Y que Él no rezaba). Jesucristo siempre decía: "mi Padre" y "vuestro Padre", porque no es lo mismo el Hijo engendrado por Dios, que le otorga Su misma Divinidad (antes que existiera el tiempo y el espacio). Que nosotros, criaturas suyas, (que sólo participaremos de Su Divinidad tras la Resurrección de la Carne, si somos juzgados dignos de ello)... Y San Pablo, distingue claramente esto y sabe que Jesucristo es el Hijo de Dios, y nosotros sólo somos hijos adoptivos, que sólo la redención de Jesucristo nos da derecho a la "herencia paterna" si la aceptamos.
 
(3) Pero Dios quiere bendecirnos. Y ¿cómo lo hace? ¡Con Jesucristo! ¡Él es nuestra bendición! Y en Él están comprendidas todas las bendiciones posibles... ¡Bendito sea!
 
(4) Dios nos eligió, en Jesucristo, por Amor, para que fuésemos por Él santos e irreprochables...
 
... Luego es Cristo y Su sacrificio el que nos santifica, no lo buenos que somos. Su Redención es un regalo y con el Bautismo quedamos justificados y entramos de nuevo a ser hijos adoptivos de Dios. Pero podemos rechazar este regalo por el pecado mortal, que nos alejará de Dios para siempre... (salvo que le demos nuestros pecados al Señor en el Sacramento de la Confesión, que hace realidad las palabras del Jesús: "al que perdonéis los pecados le quedan perdonados"...) ...
 
... Decía Benedicto XVI que no éramos un fruto de la casualidad, ni del azar "somos el resultado de un pensamiento amoroso de Dios"... ¿No es precioso saber que hemos nacido porque el Amor de Dios Le llevó a pensarnos y por eso a crearnos? ...
 
... Y es que Dios no es un Dios que creó el mundo como un experimento y luego lo abandonó a su suerte. ¡No! De hecho Dios crea el mundo y a nosotros, nos recrea a cada momento, nos sostiene y cuando retira su aliento volvemos a ser sólo polvo... (pero esperando la glorificación final de nuestros cuerpos)...
 
...El racionalismo creó ese dios deísta, que fue creador pero ya no tiene nada que ver con el hombre. Por eso, por ejemplo, Estados Unidos tiene el lema: "En Dios confiamos", y sin embargo hay obelisco, estatua a la Libertad, como un ídolo, y no hay una gran Cruz... (es el dios de la masonería, del racionalismo que ya tiene a la diosa razón para alumbrarles)... (Por supuesto no entro en las personas en concreto, si no a los símbolos de la nación y en sus constructores; pues puede que allí sean muchos más católicos que en España. Pues por ejemplo, sólo en Cursillos de Cristiandad hay 1.200.000 hermanos; siendo el segundo país con mayor número de Cursillistas después de Brasil).
 
(5) Por eso es necesario que, como dice San Pablo, Dios nos conceda "el Espíritu de sabiduría y Revelación". Para no acabar convirtiendo a Dios en un ídolo que podamos adaptar a nuestra realidad particular de cada momento... un dios de plastilina que no servirá para salvarnos porque es una creación nuestra y ¡nosotros no somos Dios!
 
Hoy rezo porque el Señor nos muestre su rostro y nos dé el don de sabiduría y revelación. Nos bendiga y nos haga poder llegar algún día a gozar con Él de la vida eterna. Y se lo pido a través de un hombre llamado Saulo de Tarso, que pasó de ser judío y fariseo a ser Apóstol de Jesucristo para todos los gentiles (los no judíos): ¡San Pablo Apóstol Ora Pro Nobis!
 
¡¡Feliz día hermanos! ¡ Besos y abrazos DE COLORES!
 

2 comentarios:

  1. SEGUNDA LECTURADe los Capítulos de las cinco centurias de san Máximo Confesor, abad(Centuria 1, 8-13: PG 90,1182-1186)MISTERIO SIEMPRE NUEVOLa Palabra de Dios, nacida una vez en la carne (lo que nos indica la querencia de su benignidad y humanidad), vuelve a nacer siempre gustosamente en el espíritu para quienes lo desean; vuelve a hacerse niño, y se vuelve a formar en aquellas virtudes; y no es por malevolencia o envidia que disminuye la amplitud de su grandeza, sino que se manifiesta a sí mismo en la medida en que sabe que lo puede asimilar el que lo recibe, y así, al mismo tiempo que explora discretamente la capacidad de quienes desean verlo, sigue manteniéndose siempre fuera del alcance de su percepción, a causa de la excelencia del misterio.Por lo cual, el santo Apóstol, considerando sabiamente la fuerza del misterio, exclama: Jesucristo es el mismo ayer y hoy y siempre; ya que entendía el misterio como algo siempre nuevo, al que nunca la comprensión de la mente puede hacer envejecer.Nace Cristo Dios, hecho hombre mediante la incorporación de una carne dotada de alma inteligente; el mismo que había otorgado a las cosas proceder de la nada. Mientras tanto, brilla en lo alto la estrella del Oriente y conduce a los Magos al lugar en que yace la Palabra encarnada; con lo que muestra que hay en la ley y los profetas una palabra místicamente superior, que dirige a las gentes a la suprema luz del conocimiento.Así pues, la palabra de la ley y de los profetas, entendida alegóricamente, conduce, como una estrella, al pleno conocimiento de Dios a aquellos que fueron llamados por la fuerza de la gracia, de acuerdo con el designio divino.Dios se hace efectivamente hombre perfecto, sin alterar nada de lo que es propio de la naturaleza, a excepción del pecado (pues ni el mismo pecado era propio de la naturaleza).Se hace efectivamente hombre perfecto a fin de provocar, con la vista del manjar de su carne, la voracidad insaciable y ávida del dragón infernal; y abatirlo por completo cuando ingiriera una carne que habría de convertírsele en veneno, porque en ella se hallaba oculto el poder de la divinidad. Esta carne sería al mismo tiempo remedio de la naturaleza humana, ya que el mismo poder divino presente en aquélla habría de restituir la naturaleza humana a la gracia primera.Y así como el dragón, deslizando su veneno en el árbol de la ciencia, había corrompido con su sabor la naturaleza, de la misma manera, al tratar de devorar la carne del Señor, se vio corrompido y destruido por la virtud de la divinidad que en ella residía.Inmenso misterio de la divina encarnación, que sigue siendo siempre misterio; pues, ¿de qué modo puede la Palabra hecha carne seguir siendo su propia persona esencialmente, siendo así que la misma persona existe al mismo tiempo con todo su ser en Dios Padre? ¿Cómo la Palabra, que es toda ella Dios por naturaleza, se hizo toda ella por naturaleza hombre, sin detrimento de ninguna de las dos naturalezas: ni de la divina, en cuya virtud es Dios, ni de la nuestra, en virtud de la cual se hizo hombre?Sólo la fe capta estos misterios, ella precisamente que es la sustancia y la base de todas aquellas realidades que exceden la percepción y razón de la mente humana en todo su alcance.

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  2. HIMNOVer a Dios en la criatura,ver a Dios hecho mortaly ver en humano portalla celestial hermosura.¡Gran merced y gran venturaa quien verlo mereció!¡Quién lo viera y fuera yo!Ver llorar a la alegría,ver tan pobre a la riqueza,ver tan baja a la grandeza y ver que Dios lo quería.¡Gran merced fue en aquel díala que el hombre recibió!¡Quién lo viera y fuera yo!Poner paz en tanta guerra,calor donde hay tanto frío,ser de todos lo que es mío,plantar un cielo en la tierra.¡Qué misión de escalofríola que Dios nos confió!¡Quién lo hiciera y fuera yo. Amén.

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