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martes, 20 de enero de 2015

20. Es mejor contemplar a Dios que ver pecados (Mc 2, 23-28):

¡¡¡Buenos días hermanos!!! Prosigue el Evangelio según San Marcos. (Mc 2, 23-28):
 
"Un sábado atravesaba el Señor un sembrado; mientras andaban, (1)los discípulos iban arrancando espigas. (2)Los fariseos le dijeron:–Oye, ¿Por qué hacen en sábado lo que no está permitido? (3) El les respondió:–¿No habéis leído nunca lo que hizo David, cuando él y sus hombres se vieron faltos y con hambre? Entró en la casa de Dios, en tiempo del sumo sacerdote Abiatar, comió de los panes presentados, que sólo pueden comer los sacerdotes, y les dio también a sus compañeros. (4)Y añadió:–El sábado se hizo para el hombre y no el hombre para el sábado; (5) así que el Hijo del Hombre es señor también del sábado".
 
(1) Jesucristo, sí cumple la Ley. Eran sus discípulos los que arrancaban espigas. Pero es el Señor quien recibe el reproche y la queja. ¿No pasa ahora lo mismo? ¿No hay gente que tiene una excusa para no acercarse a Jesús por los pecados de los cristianos? (ya sean reales, exagerados o inventados)...
 
... Y eso me invita a pedir lo mismo que el Salmo: "que por mi culpa Señor, no queden defraudados aquellos que te buscan". (¡Así sea!)...
 
... Pero a la vez no perdamos de vista tres cosas:
1º. Igual que hay enfermedad en un hospital y poco a poco se la va erradicando, es comprensible que haya pecado en los miembros de la Iglesia. Igualmente es comprensible que según avanza su caminar sus pecados sean cada vez menos y menores, y no por nuestros méritos si no por la Gracia de Dios.
El haber pecado no indica que tengamos que escondernos de Dios, si no que necesitamos ir corriendo a hacer las paces con Él, mediante el Sacramento de la Confesión. El wifi y la línea directa no funciona ni funcionarán (salvo situaciones urgentes de peligro en que no haya un sacerdote).
A mí no me van a juzgar de la pecados de otro. Así que tampoco los pecados de otro me van a justificar ante Dios... Así que, en esta carrera compito yo solo a los ojos de Dios, pero ayudado y sostenido por la Comunidad, dentro de la Iglesia creada por Jesucristo y cumpliendo lo que decimos en el Credo: "... (creo) en la Comunión de los Santos..." (Así que muchas gracias a los que caminais a mí lado, a los que me arropais y a los que veo crecer y crecer con alegría... ¡sois un gran regalo! ).
 
(2) Los fariseos se creen justos y con derechos adquiridos ante Dios. Eran conocedores de la Ley, pero no supieron descubrir al Mesías, ni hacer vida el Salmo que dice: "porque ningún hombre vivo es inocente frente a Tí "...
 
(3) La enseñanza de Jesús es progresiva y va de menos a más. Primero les cuenta un hecho histórico en que el hambre hizo al Rey David y a sus hombres contravenir otro apartado de la Ley,...
 
(4) Les dice que el sábado está hecho para servir y ayudar al hombre y favorecer tener un día para el culto a Dios y el descanso. No para convertir al sábado en un ídolo...
 
(5) Y termina diciendo que Él es el Señor del sábado, justificándolo en que si está hecho para el hombre, Él es un hombre verdadero, y no sólo eso, si no que es el Hijo del Hombre: ¡el Verbo que fue Encarnado por causa del Hombre para redimirle! (Aquí las mayúsculas son vitales en "Hijo" y en "Hombre". Ya que su condición de hijo es única, por un lado (los demás somos hijos con minúsculas). Y no es el Hijo de un hombre, si no del Hombre, (= de la Humanidad entera; pues por ella nació y se encarnó; por todos y cada uno de los hombres y mujeres de este mundo, del presente, del pasado y del futuro; para que no murieran por el pecado).
 
Mi oración de hoy le pide al Señor que nuestros pecados no nos alejen nunca de Dios, si no que nos hagan buscarle cada vez con más fuerza. Porque nuestros pecados no alejen a nadie de Dios. Y porque no seamos tan miopes como los fariseos, que teniendo a Dios delante se dedicaban a espiar los pecados de sus hermanos. Y en los ocho días por la unidad de los cristianos también porque termine esta división que sólo es reflejo de nuestra imperfección y miserias... ¡Feliz día hermanos! ¡Besos y abrazos DE COLORES!

Pd: Y no olvidéis nunca que cualquier semilla puede ser el origen de un bosque, (si Dios lo quiere).

  

1 comentario:

  1. SEGUNDA LECTURA

    CONTINUADA De la carta de san Clemente primero, papa, a los Corintios(Caps. 49-50: Funk 1,123-125)

    ¿QUIÉN SERÁ CAPAZ DE EXPLICAR EL VÍNCULO DEL AMOR DIVINO?

    El que posee el amor de Cristo que cumpla sus mandamientos. ¿Quién será capaz de explicar debidamente el vínculo que el amor divino establece? ¿Quién podrá dar cuenta de la grandeza de su hermosura? El amor nos eleva hasta unas alturas inefables. El amor nos une a Dios, el amor cubre la multitud de los pecados, el amor lo aguanta todo, lo soporta todo con paciencia; nada sórdido ni altanero hay en él; el amor no admite divisiones, no promueve discordias, sino que lo hace todo en la concordia; en el amor hallan su perfección todos los elegidos de Dios, y sin él nada es grato a Dios. En el amor nos acogió el Señor: por su amor hacia nosotros, nuestro Señor Jesucristo, cumpliendo la voluntad del Padre, dio su sangre por nosotros, su carne por nuestra carne, su vida por nuestras vidas.Ya veis, amados hermanos, cuán grande y admirable es el amor y cómo es inenarrable su perfección. Nadie es capaz de practicarlo adecuadamente, si Dios no le otorga este don. Oremos, por tanto, e imploremos la misericordia divina, para que sepamos practicar sin tacha el amor, libres de toda parcialidad humana. Todas las generaciones anteriores, desde Adán hasta nuestros días, han pasado; pero los que por gracia de Dios han sido perfectos en el amor obtienen el lugar destinado a los justos y se manifiesta en el día de la visita del reino de Cristo. Porque está escrito: Anda, pueblo mío, entra en los aposentos y cierra la puerta por dentro; escóndete un breve instante mientras pasa la cólera; y me acordaré del día bueno y os haré salir de vuestros sepulcros.Dichosos nosotros, amados hermanos, si cumplimos los mandatos del Señor en la concordia del amor, porque este amor nos obtendrá el perdón de los pecados. Está escrito: Dichoso el que está absuelto de su culpa, a quien le han sepultado su pecado; dichoso el hombre a quien el Señor no le apunta el delito y en cuyo espíritu no hay falsedad. Esta proclamación de felicidad atañe a los que, por Jesucristo nuestro Señor, han sido elegidos por Dios, al cual sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén.

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