¡¡¡Buenos días hermanos!!! Hoy nos llega San Marcos, con una parábola llena de sabiduría. (Mc 4, 1-20):
"En aquel tiempo, Jesús se puso a enseñar otra vez junto al lago. Acudió un gentío tan enorme, que tuvo que subirse a una barca; se sentó y el gentío se quedó en la orilla. Les enseñó mucho rato con parábolas, como él solía enseñar: –Escuchad: (1) Salió el sembrador a sembrar; al sembrar, (2)algo cayó al borde del camino, vinieron los pájaros y se lo comieron. (3) Otro poco cayó en terreno pedregoso, donde apenas tenía tierra; como la tierra no era profunda, brotó enseguida; pero en cuanto salió el sol, se abrasó y, por falta de raíz, se secó. (4) Otro poco cayó entre zarzas; las zarzas crecieron, lo ahogaron y no dio grano. (5) El resto cayó en tierra buena; nació, creció y dio grano; y la cosecha fue del treinta o del sesenta o del ciento por uno.Y añadió:–El que tenga oídos para oir que oiga. Cuando se quedó solo, los que estaban alrededor y los Doce le preguntaban el sentido de las parábolas. El les dijo:–A vosotros se os han comunicado los secretos del reino de Dios; en cambio a los de fuera todo se les presenta en parábolas, para que «por más que miren, no vean, por más que oigan, no entiendan, no sea que se conviertan y los perdone».Y añadió:–¿No entendéis esta parábola? ¿Pues cómo vais a entender las demás? (1)El sembrador siembra la palabra. (2) Hay unos que están al borde del camino donde se siembra la palabra; pero en cuanto la escuchan, viene Satanás y se lleva la palabra sembrada en ellos. (3) Hay otros que reciben la simiente como terreno pedregoso, al escucharla la acogen con alegría, pero no tienen raíces, son inconstantes, y cuando viene una dificultad o persecución por la Palabra, enseguida sucumben. (4) Hay otros que reciben la simiente entre zarzas,– éstos son los que escuchan la Palabra, pero los afanes de la vida, la seducción de las riquezas y el deseo de todo lo demás los invaden, ahogan la Palabra, y se queda estéril. (5) Los otros son los que reciben la simiente en tierra buena escuchan la Palabra, la aceptan y dan una cosecha del treinta o del sesenta o del ciento por uno".
(1) El sembrador siembra la Palabra con el deseo de que todos la acojan. Cada grano cae donde cae, pero el sueña ver convertidas todas las semillas en hermosas plantas.
(2) Parece que éstos reciben la Palabra por "casualidad"; es decir, no la andaban buscando, si no que simplemente se han encontrado con ella y hasta la han escuchado; pero Satanás (los pájaros) en seguida les arrebata la Palabra de su interior (del borde del camino). Quizá porque no valoran aquello que no han deseado o que no les ha costado esfuerzo alcanzar, y cualquier escenificación del tentador les hará olvidar aquello que han descubierto...
...O quizá porque el tentador a base de tratar con el hombre sabe que esto es así, y una vez que la semilla se hunde en la tierra ya no puede robarla...¡Así qué tiene que darse prisa! ¡Y la semilla que roba el diablo no puede dar fruto de vida eterna!
(3) El terreno poco profundo representa a aquellos en quienes la Palabra ya ha vivido y han sentido su alegría. Pero no son capaces de pasar la prueba (las persecuciones o problemas por la Palabra) y sucumben ante ellas. Estos duran más que los anteriores pero fracasan. Y a mí me da miedo por qué me surge la misma pregunta que a Judas Iscariote en la última cena: "¿seré yo Maestro?"...
... Esta es una de las tres tentaciones de Jesús en el desierto: si se postraba tenía todos los reinos del mundo, es decir, el diablo le ofrecía la Gloria sin pasar por la Cruz. Y al respecto a unos versos muy bonitos:
Sin Cruz no hay Gloria ninguna./ Ni con Cruz eterno llanto. / Santidad y Cruz son una. / No hay Santo sin Cruz alguna, / ni Cruz que no tenga Santo...
¡Así que mucho ánimo a los que estáis cargando con la Cruz! ¡Sólo el Señor puede hacer posible llevarla, así que pidámosle que lo haga posible!
(4) Los siguientes han crecido entre zarzas, que son el mundo y la carne (no sólo el sexo, también otros placeres corporales llevados a la idolatría). Son las dos "Pés" del Prestigio y del Poseer, que terminan ahogando la Palabra que crece.
(5) La semilla que da frutos. Unas más y otras menos, (según Dios quiera). Pero ya lo decía San Ignacio de Loyola: "Trabajad como si todo dependiera de vosotros, sabiendo que en realidad sólo depende de Dios", así que el esfuerzo personal también se agradece,... Y si no que se lo pregunten a San Josémaría, que se quedó tan agustito cuando escribió: "Me dices que no puedes hacer más. ¿No será que no puedes hacer menos?" ...
... Por cierto, ¿os habéis fijado en que la semilla ha pasado a convertirse en colaboradora del sembrador y extenderá a la vez las semillas de sus frutos?
Pero imaginaros que ya nos hemos visto en todos los números menos en el 5. Hasta hemos sembrado o lo hemos intentado, pero no duramos en pie ni un telediario porque escuchamos al tentador. Volvimos a levantarnos con alegría y no superamos la primera prueba seria que llegó. Volvimos a levantarnos y cuando nos dimos cuenta nuestro dios era todo lo mundano (porque "dónde está vuestro tiempo y vuestro dinero está vuestro corazón")... ¡Pues Dios siempre es más grande que nuestro pecado! Y en ningún sitio pone que haya que conseguir dar fruto a la primera... Así que ánimo, que no hace falta que os lo diga Roberto Brasero, si no que ya os lo digo yo, y hoy va a hacer una climatología muy favorable para ponerse en paz con Dios. Y es que ya dice San Agustín, que: "Si a la hora de vuestra muerte, el Señor no os encuentra vencedores, que al menos os encuentre luchando".
Mi oración hoy porque acudamos, siempre y una y otra vez, al único que puede enterrar nuestra semilla, hacer nuestra tierra más profunda, podar las zarzas, y hacer que a pesar nuestro demos frutos... ¡ Feliz día hermanos! ¡ Besos y abrazos DE COLORES!
Pd: Y no olvidéis nunca que cualquier semilla puede ser el origen de un bosque, (si Dios lo quiere).
Pd: Y no olvidéis nunca que cualquier semilla puede ser el origen de un bosque, (si Dios lo quiere).
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