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lunes, 15 de junio de 2015

XV. "El difícil camino de la paz y del desprendimiento..." (Mt 5, 38-42)

¡¡¡Buenos días hermanos!!! Hoy estamos invitados a contemplar y meditar la  lectura del Santo Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo según San Mateo.
 
Este es un Evangelio que siempre me ha parecido el más difícil de entender, de seguir y de conciliar el mensaje del Señor con la vida cotidiana... (Y no dudo de que sea por mi hombre viejo y por mi pecado, pero no consigo tener una mínima LUX en él. Así que os invito a reflexionar, a rezar, a leer en el Catecismo lo que contempla sobre el Quinto Mandamiento y la defensa propia. Y a leer, más que nunca, con espíritu muy crítico mi comentario de hoy)...
 
Así que le pido al Señor la LUX que no consigo tener: "¡Ven Espíritu Santo!"
 
Hoy Mt 5, 38-42:
 
"En aquel tiempo, (1) dijo Jesús a sus discípulos: (2) «Sabéis que está mandado: “Ojo por ojo, diente por diente”. (3) Pues yo os digo: No hagáis frente al que os agravia. (4) Al contrario, si uno te abofetea en la mejilla derecha, preséntale la otra; (5) al que quiera ponerte pleito para quitarte la túnica, dale también la capa; (6) a quien te requiera para caminar una milla, acompáñalo dos; (7) a quien te pide, dale; y al que te pide prestado, no lo rehuyas».
 
(1) En el mensaje de hoy Jesucristo predicó y predica a sus discípulos...
 
(2) El Señor recuerda primero lo que dice la Ley del talión, que aunque hoy se ve como algo terrible, su promulgación fue un gran avance puesto que limitaba la legitimidad de la venganza únicamente al daño recibido (antes se iba más allá, y, por ejemplo,  se mataba al que te dejaba tuerto; por lo que sólo dejar tuerto al que tuerto te dejó fue un gran avance...).
 
(3) ...y aquí el Señor, que como sabemos completa la Ley, sigue acotando el ámbito de acción de la venganza,... ¡hasta cero! ¡No hay que vengarse! Y hasta aquí puedo comprenderlo porque la venganza no va a restituirnos la persona o el bien perdidos... Y de hecho nos deja mucho más vacíos que el perdón,... (Y eso no lo sé por mi propia experiencia, gracias a Dios, sino por testimonios heróicos que he escuchado al respecto y que puedo ver en ellos la LUX de la Verdad...)...

Así que una vez que pasa la situación de peligro, el uso de la violencia sería muy difícilmente justificable... (La situación de peligro pasa cuando el violento es neutralizado o detenido).
 
¿Significa eso que no deba de haber leyes, ni juicios, ni cárceles? ¡NO! Significa que la Ley no debe buscar venganza, sino el bien de las personas (también la del delicuente) y de la Comunidad. Y eso pasa primero librándole de sí mismo, y ayudándole a que deje de matar, robar, etc. colocándole en una situación que le permita reflexionar sobre su vida, sobre sus actos y que le ayude a cambiar y a comenzar de nuevo,...
 
...La conversión para los hombres por sí mismos es muy difícil, por no decir imposible, pero estando con Dios, agarrado a Él y dejándose hacer por Él ¡todo es mucho más fácil!
 
...Tampoco es una opción valida el reinsertar a la persona a toda costa... Si una persona no está lista para volver a vivir en Comunidad, le hacemos un mal a ella misma y a la sociedad queriendo reintegrarla...
  
Pero el Señor va más allá: "No hagáis frente al que os agravia"... Y aquí me pierdo, pero es que, además, el Señor todavía va mucho más allá...

(4) ..."Al contrario, si uno te abofetea en la mejilla derecha, preséntale la otra;..."

Y esto, incluso si nos da un "ataque de santidad" o nos pilla en un momento de mucha PAX interior puede que incluso lo consigamos hacer... Y es cierto que con esta actitud llena de santidad se acabarían casi todos los enfrentamientos...

Pero, ¿y si peligra nuestra propia vida? Ese don que solo Dios puede dar, y solo a Él le corresponde disponer de ella?...

Veamos lo que dice la Santa Madre Iglesia sobre la legítima defensa en su Catecismo:

 2263   La legítima defensa de las personas y las sociedades no es una excepción a la prohibición de la muerte del inocente que constituye el homicidio voluntario. "La acción de defenderse puede entrañar un doble efecto: el uno es la conservación de la propia vida; el otro, la muerte del agresor...solamente es querido el uno; el otro, no" (S. Tomás de Aquino, s.th. 2-2, 64,7).

*Es decir, la legítima defensa no puede querer buscar la muerte de la otra persona. Lo principal que nos mueve es defender nuestra vida, y la muerte de la otra persona puede ser algo accidental o inevitable, pero nunca es lo que se busca...

2264   El amor a sí mismo constituye un principio fundamental de la moralidad. Es, por tanto, legítimo hacer respetar el propio derecho a la vida. El que defiende su vida no es culpable de homicidio, incluso cuando se ve obligado a asestar a su agresor un golpe mortal:

         Si para defenderse se ejerce una violencia mayor que la necesaria, se trataría de una acción ilícita. Pero si se rechaza la violencia de forma mesurada, la acción sería lícita...y no es necesario para la salvación que se omita este acto de protección mesurada para evitar matar al otro, pues es mayor la obligación que se tiene de velar por la propia vida que por la de otro (S. Tomás de Aquino, s.th. 2-2, 64,7).

* Pero la legítima Defensa no puede amparar usar más violencia que la necesaria... Pero usando sólo la necesaria no comete homicidio aunque el resultado sea de muerte...

2265   La legítima defensa puede ser no solamente un derecho, sino un deber grave, para el que es responsable de la vida de otro. La defensa del bien común exige colocar al agresor en la situación de no poder causar perjuicio. Por este motivo, los que tienen autoridad legítima tienen también el derecho de rechazar, incluso con el uso de las armas, a los agresores de la sociedad civil confiada a su responsabilidad.




*Aquí va más allá, y establece la obligación de ejercitar la legítima defensa. Y quién no lo ejercita cometería un grave pecado con su inacción. Sería el caso del padre o la madre de familia que no defiende a sus hijos; o el policía o militar que no cumple su misión, y no coloca al agresor en una situación en que no pueda crear peligro... O la Comunidad Internacional que no es capaz de frenar a unos asesinos como el ISIS,... ¡Todos comenten un grave pecado!

Esta es la doctrina de la Iglesia Católica desarrollada por sus santos y cuando uno no comprende algunas cosas, es importante tener la humildad de reconocer que "doctores tiene la Iglesia" y que si hombres más santos que nosotros han desarrollado esa doctrina, seguro que tenían más LUX que la que nosotros podemos tener,...

(5) Y en el desapego a los bienes del mundo nos invita a ir más allá, procurando santisfacer a los que tengan cuentas pendientes con nosotros:

"al que quiera ponerte pleito para quitarte la túnica, dale también la capa;..."

(6)  E invita también a ir más allá a la hora de prestar cualquier auxilio para el que seamos requeridos:

 "a quien te requiera para caminar una milla, acompáñalo dos; "

(7) Aquí el Evangelio va más allá de lo que nosotros pensamos con nuestra mentalidad actual:

 "a quien te pide, dale; y al que te pide prestado, no lo rehuyas."

Y es que los judíos tenían unas normas peculiares sobre préstamo de dinero. Así tenían que prestar sin ningún interés (pero a los demás hebreos, porque a los gentiles sí podían cobrarles intereses). Y tenían la obligación de prestar dinero a otro hebreo, y esto era muy "peligroso" porque además de no cobrarles intereses tenían la obligación de perdonarles la deuda en determinadas fiestas del año,... (¡Así que les era más rentable prestar a un gentil que a otro judío)...

...Por eso el Señor dice que no rehuyan al que pide prestado,...

... Tambien nos dice: "a quien te pide, dale..."

... El otro día escuché la historia de un sacerdote que iba dando dinero a todos los pobres que le pedían por la calle. Cuando llevaban ya 4 o 5, le preguntaron: "Pero es que ¿vas a dar dinero a todos los pobres que nos encontremos?". Y él tranquilamente respondió: "Sí. Porque no sé cual de ellos es Jesucristo..."

+ Mi oración hoy por nuestra conversion interior. Porque seamos capaces de ir viendo cada vez un poco más la vida con los ojos de Dios y no con los nuestros; y porque el Señor nos libre de situaciones en que tengamos que vernos obligados a usar la violencia para defendernos a nosotros mismos o a los nuestros,...

¡Feliz día hermanos! ¡Besos y abrazos DE COLORES!

Pd: Y no olvidéis nunca que cualquier semilla puede ser el origen de un bosque, (si Dios lo quiere).
 
 A 3 días del Cursillo Mixto en Collado Villalba (Madrid) del 18 al 21 de junio de 2015 AD.  
 
 
 

1 comentario:

  1. SEGUNDA LECTURA

    Del tratado de san Cipriano, obispo y mártir, sobre el Padrenuestro (Caps. 8-9: CSEL. 3, 271-272)

    NUESTRA ORACIÓN ES PÚBLICA Y COMÚN

    Ante todo, el Doctor de la paz y Maestro de la unidad no quiso que hiciéramos una oración individual y privada, de modo que cada cual rogara sólo por sí mismo. No decimos: "Padre mío, que estás en los cielos", ni: "El pan mío dámelo hoy", ni pedimos el perdón de las ofensas sólo para cada uno de nosotros, ni pedimos para cada uno en particular que no caigamos en la tentación y que nos libre del mal. Nuestra oración es pública y común, y cuando oramos lo hacemos no por uno solo, sino por todo el pueblo, ya que todo el pueblo somos como uno solo.El Dios de la paz y el Maestro de la concordia, que nos enseñó la unidad, quiso que orásemos cada uno por todos, del mismo modo que él incluyó a todos los hombres en su persona. Aquellos tres jóvenes encerrados en el horno de fuego observaron esta norma en su oración, pues oraron al unísono y en unidad de espíritu y de corazón; así lo atestigua la sagrada Escritura que, al enseñarnos cómo oraron ellos, nos los pone como ejemplo que debemos imitar en nuestra oración: Entonces -dice- los tres, al unísono, cantaban himnos y bendecían a Dios. Oraban los tres al unísono, y eso que Cristo aún no les había enseñado a orar.Por eso, fue eficaz su oración, porque agradó al Señor aquella plegaria hecha en paz y sencillez de espíritu. Del mismo modo vemos que oraron también los apóstoles, junto con los discípulos, después de la ascensión del Señor. Todos ellos -dice la Escritura- se dedicaban a la oración en común, junto con algunas mujeres, entre ellas María, la madre de Jesús, y con sus hermanos. Se dedicaban a la oración en común, manifestando con esta asiduidad y concordia de su oración que Dios, que hace habitar unánimes en la casa, sólo admite en la casa divina y eterna a los que oran unidos en un mismo espíritu.¡Cuán importantes, cuántos y cuán grandes son, hermanos muy amados, los misterios que encierra la oración del Señor, tan breve en palabras y tan rica en eficacia espiritual! Ella, a manera de compendio, nos ofrece una enseñanza completa de todo lo que hemos de pedir en nuestras oraciones. Vosotros -dice el Señor- rezad así: "Padre nuestro, que estás en los cielos."El hombre nuevo, nacido de nuevo y restituido a Dios por su gracia, dice en primer lugar: Padre, porque ya ha empezado a ser hijo. La Palabra vino a su casa -dice el Evangelio- y los suyos no la recibieron. Pero a cuantos la recibieron, les da poder para ser hijos de Dios, si creen en su nombre. Por esto, el que ha creído en su nombre y ha llegado a ser hijo de Dios debe comenzar por hacer profesión, lleno de gratitud, de su condición de hijo de Dios, llamando Padre suyo al Dios que está en los cielos.

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