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martes, 18 de enero de 2022

MIÉRCOLES 19.1.2022 AD: "¡¡¡Mejor tender la mano a Dios que callar y morir!!!" (Mc 3,1-6):

EVANGELIO DEL MIÉRCOLES 19.1.2022 AD:

X 19. "¡¡¡Mejor tender la mano a Dios que callar y morir!!!" (Mc 3,1-6):

¡Buenos días hermanos! Hoy se nos invita a encontrarnos con Dios en el Santo Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo según San Marcos (3,1-6), en el que vemos que Jesús, aunque lo intenta de corazón, no consigue sanar a los más necesitados de este pasaje, (que no es el hombre con parálisis en el brazo, sino los que tenían el corazón muerto), y que seguirán esclavos de su soberbia y su odio. ¡Porque las enfermedades del cuerpo y de la mente caducan, pero las del alma pueden ser eternas si no nos las curan! (Sabias palabras de San Juan Bosco: "Hijo mío, sólo tienes un alma,... ¡es preciso que la salves!").

¡Vamos sin más demora al pasaje, pero con la mejor compañía posible!: ¡¡¡Ven Espíritu Santo!!! ¡¡¡Ven Espíritu Creador!!!


(1) "EN aquel tiempo, Jesús entró otra vez en la sinagoga y había allí un hombre con parálisis en un brazo. (2) Estaban al acecho, para ver si curaba en sábado y acusarlo. (3) Jesús le dijo al que tenía la parálisis: «Levántate y ponte ahí en medio». (4) Y a ellos les preguntó: «¿Qué está permitido en sábado?, ¿hacer lo bueno o lo malo?, ¿salvarle la vida a un hombre o dejarlo morir?». (5) Se quedaron callados. (6) Echando en torno una mirada de ira y dolido de su obstinación, le dijo al hombre: «Extiende el brazo». (7) Lo extendió y quedó restablecido. En cuanto salieron de la sinagoga, los fariseos se pusieron  a planear con los herodianos el modo de acabar con él."

(1) "EN aquel tiempo, Jesús entró otra vez en la sinagoga y había allí un hombre con parálisis en un brazo. 

La historia la vemos, como es lógico, enfocando en primer plano al protagonista: ¡A Jesucristo! Y nosotros, vamos  con Él y volvemos a entrar en la sinagoga,..

Pero ahora prefiero fijarme sólo en el hombre con parálisis... ¡Qué está en la sinagoga, a pesar de su enfermedad! Sigue siendo fiel a Dios y poniendo en Él sus esperanzas a pesar de su "mal". (No hace como muchos, que sólo se acuerdan de Dios para echarle la culpa de sus problemas y desgracias). ¡No! La Fe y Esperanza de aquel hombre es mayor que la tentación de abandonar, y por eso está en la sinagoga y por eso puede encontrarse con Cristo...

Seguro que en algún momento de su vida, cuando arreciaba la tentación pensó con San Pedro: "Señor, ¿a donde iremos? Sólo Tú tienes palabras de vida eterna." (Frase que yo me he repetido bastantes veces ante el cansancio, las dudas, las tentaciones... ¡Y es cierto! ¡No hay ningún sitio mejor a donde ir que acudir a Dios en la "desgracia"! Y San Clemente I, Papa, en su carta a los corintios sentencia: "¿Qué mundo podría acoger a un desertor de Dios?"  

(2) Estaban al acecho, para ver si curaba en sábado y acusarlo. 

Y seguimos viendo, a otros que hay en el templo: los fariseos y los herodianos. ¡Dos polos opuestos de la sociedad de la época! Los fariseos eran los "puros", y denunciaron que los sacerdotes se vendieron al poder, (y tienen la admiración del pueblo). Pero, para enfrentarse a Dios, unen sus fuerzas con los partidarios de Herodes: ¡Un rey títere! (Veamos para qué se unen)

¡Pues se unen para convertir un lugar de oración en un puesto de espionaje y en un estrado de juez! ¡Nada noble! Y caen igual de bajo que los que denunciaban...

Los fariseos fueron dejando apagarse la llama del amor a Dios, y la cambiaron por una idolatría a la Ley. Pero los mandamientos no son Dios, son sólo un libro de instrucciones en el que Dios nos muestra como evitar las conductas que nos dañan, y así poder ser felices y llegar hasta Él (ya en este mundo)...

Pero si ponemos la Ley por encima del Amor, levantamos un muro delante de Dios. Los mandamientos nos sirven para ver en que fallamos y darle a Dios nuestros pecados, para comenzar a disfrutar de Su PAX, y ¡Dios es infinitamente más grande que la Ley! (Aunque incumplir gravemente la Ley es alejarse para siempre de Dios. Y esto no lo hace sólo quien roba y mata, ¡los mandamientos son 10 y van más allá de cada precepto! Y por eso la Confesión no es una opción, ¡es la única opción! Acompañada del deseo sincero de conversión, reparación y arrepentimiento).

(3) Jesús le dijo al que tenía la parálisis: «Levántate y ponte ahí en medio». 

¡Y volvemos a Jesús y entramos de nuevo con Él en la sinagoga! Y vemos como mira a todos los que están allí... Los "sepulcros blanqueados" de los fariseos, unidos a esos impuros que ni pueden entrar en el Templo de Jerusalén (y les han metido en la sinagoga para poder espiarle juntos)... ¡Sin duda el Señor se apenó de ambos, consumidos en sus pecados y se conmueve! ¡Desearía con todo el corazón que se dejaran curar por Él! ¡Qué para eso vino al mundo!

Y luego repara en el hombre del brazo dañado... ¡No es el que más le necesita en la sinagoga! Pero lee en su corazón y ve que será al único que podrá curar... ¡Será el único que ese día use su libertad para acercarse a Dios! Y su voz serena y firme se dirige al enfermo de cuerpo: «Levántate y ponte ahí en medio.»

Porque no quiere esconderse de los que le espían. ¡Su autoridad, su poder y su fuerza son las de Dios! Y quiere ver si pueden reconocer las obras de Dios... (ya que no creen en sus palabras).

(4) Y a ellos les preguntó: «¿Qué está permitido en sábado?, ¿hacer lo bueno o lo malo?, ¿salvarle la vida a un hombre o dejarlo morir?». 

¡En un último esfuerzo Jesús se dirige primero a los enfermos de alma para que recapaciten! ¡Qué descubran en esa sanación que Dios es Amor, y se den cuenta de su prisión y salgan de ella!

Jesús, pudo curarle discretamente con un pensamiento o un susurro. ¡Pero sabe que el más necesitado no es el paralítico si no los que le odian! (El odio pudre los corazones, ya dice el refrán: "El rencor es el veneno que uno se toma por odio a otra persona". ¡Pero el que se envenena es quien tiene rencor!). Y por eso quiere hacerles ver y convencerles desde la humildad y el Amor. (Veamos si funciona).

(5) Se quedaron callados. 

¡Pero no quieren oírle! ¡Ya han prejuzgado! Y cierran su corazón a Cristo. ¡Para ellos son más fuertes las voces del mundo que les dice que el Mesías no puede ser hijo de un carpintero por muchos milagros que haga! ¡Cuándo venga el Mesías será uno de ellos sin duda! ¡Son tan perfectos! (Pero no se dan cuenta que su espejo está trucado, y que lo que ven como perfección es sólo soberbia y vanidad que les impide ver a Dios)... 

¡Y cometen ese pecado contra el Espíritu Santo que dice el Señor que no será perdonado! Y que cometerán los que mueran:

a) Pensando que no necesitan ser salvados por Jesucristo, porque ellos son perfectos.

b) Creyendo que son tan malos que ni Jesucristo puede salvarlos...

¡¡¡Que el Señor, con sus acciones, nos libre de tan terrible final!!!

(6) Echando en torno una mirada de ira y dolido de su obstinación, le dijo al hombre: «Extiende el brazo». 

Y a Jesucristo le entristece ver que no le aceptan y siguen esclavos de su odio... Y al final sólo puede curar al paralítico y no a los enfermos del alma, porque respeta su libertad...

Les mira con reproche, pena, indignación y santa ira. ¡Los más necesitados quedarán sin ser sanados! (Y vemos como, incluso el Señor, también fracasó alguna vez en su apostolado, aún haciendo milagros... Así pues, nuestra santidad no dependerá de nuestro éxito apostólico, ni para bien, ni para mal... sino del Amor y de la Verdad con que lo hagamos. ¡Qué el Señor nos purifique  las intenciones!).

Y ahora debemos decidir: ¿Queremos extender el brazo y que nos sane el Señor o preferimos callar y hacernos los sordos ante Jesús que nos llama para regalarnos Su Misericordia? ¿Qué decidimos?

(7) Lo extendió y quedó restablecido. En cuanto salieron de la sinagoga, los fariseos se pusieron  a planear con los herodianos el modo de acabar con él.

¡Es increíble! ¡Querían matar a Jesús porque había curado a un hombre! Acaban de ver un milagro ante sus ojos y eso sólo les lleva a querer matar. Y aunque no lo sabían: ¡querían matar a Dios!

Y eso me hace pensar en como el tentador y la soberbia nos hacen ver lo blanco negro. Y así el diablo siempre intenta llevarnos al mal bajo apariencia de bien. (Seguro que ellos pensaban que tenían que matar a un blasfemo que curaba con el poder de los demonios y así salvaban al mundo). ¿Cómo podemos evitarlo? Con oración y Sacramentos, porque cuanto más dentro estemos de Dios, más fácil será descubrir los trampantojos del maligno. Por eso el "diabolo" (= el separador) lo primero que intenta es separarnos de Dios, y cuanto más solos y más lejos de Él estemos más vulnerables somos).

Pero ¿fue este un hecho puntual del pasado o una constante a lo largo de la historia humana?... En la película "El Séptimo Sello" se pregunta el caballero protagonista: "¿Por qué no puedo matar a Dios dentro de mí?". Y es que en el fondo ve, que si tras una vida de errores y violencia no ha podido matar el sentimiento de Dios en él es porque debe ser real. Y ante la muerte se lamenta de ser incapaz de creer, y teme por su futuro... (Pero ese temor y esa necesidad de creer muestran que tiene más Fe de la que él mismo piensa)...

Desgraciadamente muchos más han intentado matar a Dios en su interior. E incluso en sus discursos la Verdad termina saliendo a flote. Así un personaje de Nietzsche, tras afirmar "hemos matado a Dios"; en seguida sólo puede asumir el vacío que se ofrece ante su recreación mental y se lamenta: "¿Cómo pudimos hacerlo?" Y luego sabe que su existencia desde entonces queda abocada a la locura, al vacío y a la nada... ¡Sin Dios nada tiene sentido! 

Como decía Chesterton: "Si en el hombre quitamos lo sobrenatural, no queda lo natural, si no lo antinatural". ¿Qué cabe esperar de una vida sin Dios? ¿Un placer que cada vez deja más vacío? ¿La vanidad del aplauso ajeno? (Que no suele ser sincero ni durar mucho). ¿Acumular riquezas que jamás podrán gastar y no comprarán un segundo más de vida? ¿Consumir drogas para huir de nosotros mismos? ¿Intentar no pensar que creemos en una vida absurda en que nacemos para morir?

¡Jesucristo fue crucificado! Pero ni los fariseos, ni los herodianos, ni los ateos, ni los pecadores, hemos conseguido matar a Dios... ¡Gracias a Dios! ¡Por eso estamos a tiempo de acoger la Misericordia de Dios! ¡De dejarnos abrazar por Él y reposar en la anchura de Su corazón! ¡Ahora es tiempo de la Misericordia! Un Cursillo de Cristiandad, ejercicios espirituales, retiros... ¡¡¡Ojalá que extendamos el brazo como el paralítico, porque Jesucristo está deseando sanarnos!!! ¡Para eso ha venido al mundo! ¡¡¡Sólo tenemos que dejarnos sanar!!!

Oremos porque el Señor cure a todos los enfermos y todas las enfermedades de nuestra alma, mente y cuerpo. Así que os propongo gritar en el silencio desde lo más profundo de nuestro ser: "¡¡¡¡ SEÑOR, POR FAVOR, SANA LA ENFERMEDAD QUE DAÑA MI ALMA, MI MENTE Y MI CUERPO, Y PONME EN EL CAMINO QUE LLEVA HACIA TÍ Y NO ME ABANDONES HASTA VERME EN LA CASA DEL PADRE!!! Y es que en el silencio interior es donde más retumban los gritos... 

Tras 708 días sigue eLibro del Sirácida o Eclesiástico, hablando de la hospitalidadHoy 30, 2:


"El que educa bien a su hijo se gozará en él,
y en medio de sus conocidos podrá enorgullecerse."

¡Feliz y Santo día hermanos!  ¡Besos y abrazos  DCOLORES!!!  

Pd: Y no olvidéis nunca que cualquier semilla puede ser el origen de un bosque, (si Dios así lo quiere)... ¡¡¡Esparcid sus semillas!!! ¡No os la quedéis sólo para vosotros!!!







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