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lunes, 29 de julio de 2019

DOMINGO 4.8.2019 AD: "Guardaos de toda clase de codicia". (Lc 12, 13 - 21 ):

EVANGELIO DEL DOMINGO 4.8.2019 AD 

D 4. "Guardaos de toda clase de codicia". (Lc 12, 13 - 21 ):

¡¡¡Buenos días hermanos!!! Hoy se nos invita a encontrarnos con el Señor en la lectura del Santo Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo según San Lucas (Lc 12, 13-21), que es una lectura que me da mucho que pensar, como todas las relacionadas con el consejo Evangélico de la pobreza: ¿Soy yo rico? ¡Seguro que comparado con todos los habitantes del mundo sí lo soy! ¿Los bienes que tengo me sirven o me esclavizan? Por ejemplo tener un coche para mi es necesario que me hago más de 700 kilómetros a la semana... pero ¿no  soy esclavo de él y ya no puedo vivir sin un coche? La verdad es que me gustaría este fuera el último que me compre y poder vivir sin hacer tantos kilómetros... (Por supuesto, Dios, no llama a vivir la pobreza igual a una familia que a una Comunidad carmelita o franciscana. Y recordemos que los apóstoles y el Señor llevaban una bolsa con el dinero común, que, por cierto, portaba Judas Iscariote...).

Hace poco leí una carta de San Pedro de Alcántara a Santa Teresa de Jesús, animándola a vivir hasta el final la llamada que sentía a abrazar radicalmente la pobreza. Pero a la vez daba un aviso, de que la pobreza sólo ayudaba a crecer en santidad si era amada y aceptada con amor. Pero en sí la pobreza en sí misma no valía para nada...

Dios, quiere que vivamos libres de apegos, e incluso que vivamos amando la pobreza,... ¡pero Dios no quiere que nadie viva en la miseria! ¡Es una injusticia radicalmente inmoral que ofende a Dios!

En fin, pero vayamos de la mano del Señor a la PAX del Evangelio, pidiéndole que nos dé LUX para poder resolver nuestras dudas: ¡¡¡Ven Espíritu Santo!!! ¡¡¡Ven Espíritu Creador!!!

"(1) En aquel tiempo, dijo uno del público a Jesús: –Maestro, dile a mi hermano que reparta conmigo la herencia. (2) El le contestó: "Hombre, ¿quién me ha constituido juez o árbitro entre vosotros?" (3) Y les dijo: "Mirad: guardaos de toda clase de codicia. (4) Pues aunque uno ande sobrado, su vida no depende de sus bienes." (5) Y les propuso una parábola: "Las tierras de un hombre rico produjeron una gran cosecha. Y empezó a echar cálculos diciéndose: "¿Qué haré? No tengo donde almacenar la cosecha". (6) Y se dijo: "Haré lo siguiente: derribaré los graneros y construiré otros más grandes, y almacenaré allí todo el trigo y mis bienes. Y entonces me diré a mí mismo: «Alma mía, tienes bienes almacenados para muchos años; descansa, come, bebe banquetea alegremente».  (7) Pero Dios le dijo: «Necio, esta noche te van a reclamar el alma, y ¿de quién será lo que has preparado?» Así es el que atesora para sí y no es rico ante Dios."

(1) "En aquel tiempo, dijo uno del público a Jesús: –Maestro, dile a mi hermano que reparta conmigo la herencia. "

Uno "del público", de las personas que escuchaban a Jesucristo, pero que no consta que fuera su discípulo, se dirige al Señor para que le diga a su hermano que recapacite y reparta con él la herencia...

Y esto que parece justo y que a todos nos parecería bien a primera vista, puede no serlo tanto (por ejemplo si el que habla es un pródigo, y va a dilapidar sus bienes,...)

Y es que esta sociedad tiene el problema de su superficialidad, de intentar meter a las personas en prototipos y patrones; y cuando eso se combina con la otra manía de tener que juzgar siempre... (y generalmente a simple vista, o en muy poco tiempo)... ¡los resultados son desastrosos!

(2) El le contestó: "Hombre, ¿quién me ha constituido juez o árbitro entre vosotros?" 

El Señor sí conoce a las personas en profundidad, pero a pesar de eso se niega a hacer un juicio y dar la razón a un hermano u otro... ¡Porque Dios no ha venido a la tierra para eso! ¡Pero sí le da las claves para que ellos mismos puedan resolver sus problemas! Veámoslas...

(3) Y les dijo: "Mirad: guardaos de toda clase de codicia. 

Jesucristo, nos invita a apartar de nuestro interior cualquier tipo de codicia... ¡Cualquiera! ¡Y es que hay tantas cosas que podemos codiciar, y a las que podemos terminar dándoles nuestro corazón!

Podemos desear cosas que en principio no son malas: un trabajo, una casa, dinero,... Pero luego, esos anhelos pueden irse transformando en codicia, irnos esclavizando y terminar viviendo sólo para ellos... incluso olvidándonos de las personas para los que queríamos conseguirlos...  ¡Y terminar presos en nuestra propia codiciosa ansía!

Hay otras cosas que directamente no tenemos ni siquiera derecho a consentir desearlas: los bienes ajenos, la mujer o el marido del prójimo...

Y aquí quiero hacer un inciso, y explicar que no es lo mismo sentir, que desear o querer. Porque a veces una persona nos puede atraer por inclinación natural, o todo lo contrario, una persona nos produce una fuerte animadversión, y en ambas no podemos evitarlo, intentamos luchar contra esas ideas, no las alimentamos, y rezamos porque se nos vayan... ¡Eso es algo que no podemos evitar, y es consecuencia de que seamos barro! ¡Y estamos actuando bien! Y si no nos lleva a caer en pecado, será un camino de purificación interior para nuestra alma...

El problema y el pecado sería alimentar estos deseos o inclinaciones, no combatirlos y entregarnos a ensoñaciones o intentar realizarlos... ¡Eso sí sería el pecado que mata la Gracia en nuestra alma y que nos separará de Dios para siempre! (Si morimos con él sin confesar).

¿Por qué digo esto? Porque hay personas que al principio de su conversión sufren por sentir estas inclinaciones y piensan que han fracasado,... ¡Y no es así! ¡Así que ánimo, y no hace falta que seamos ya seres incorpóreos para que estemos en el camino que lleva al Señor! (Y, desde luego, el que más lejos estuviera de Dios y más pecado tuviera, más necesitará la oración, la Misa diaria, y la Confesión frecuente... ¡Así que cuanto más cerca de Dios, más lejos nos ponemos del alcance del diablo!)

Pero volvamos al Evangelio y recordemos que el Señor va más allá y nos habla de que los bienes no pueden sostener ni fundamentar nuestra vida...

(4) Pues aunque uno ande sobrado, su vida no depende de sus bienes."

 ¡Y es cierto! Ni la vida eterna, ni la temporal dependen de nuestros bienes...

 Como dice el Papa Francisco"Nunca vi un camión de mudanzas detrás de un coche fúnebre"; o como decía su abuela: "Nunca vi un sudario con bolsillos"...

Y sin embargo, extrañamente, el dinero es un valor indiscutido, ... y mucho más: ¡un auténtico ídolo para nuestra sociedad! Un ídolo que es capaz de romper familias, amistades, y fomentar odios y envidias... (Recuerdo que a un hombre empeñado en denunciar a sus hermanos por tener una parte de la herencia un poco mayor, aún siendo consciente de que el valor de la herencia era menor que lo que iba a costar todo el proceso... ¡Una auténtica pena!).

Pero por muy ricos que seamos, nuestra vida no dependerá de nuestros bienes; y no podremos pagar ni un minuto más de vida;... Tan sólo podemos acumular lujos, que quizá nos alejen de Dios para siempre... (Y es que al final cada ídolo exige su sacrificio. Y sólo Dios puede liberarnos de nuestros ídolos y miserias)...

(5) Y les propuso una parábola: "Las tierras de un hombre rico produjeron una gran cosecha. Y empezó a echar cálculos diciéndose: "¿Qué haré? No tengo donde almacenar la cosecha". 

 Y Jesucristo plasma de nuevo la verdad que quiere transmitirnos en una parábola. La de un hombre rico que tras tener una gran cosecha se da cuenta de que todo sus graneros no pueden albergar tanto grano... (Por lo que ya tenía todo lo necesario para vivir y mucho más en sus graneros; y aún le sobraba mucho más fuera de ellos)... Y se enfrenta al dilema que hacer con todo lo que le sobra... ¡Y aunque no se dé cuenta el tener demasiada riqueza está empezando a ser para él un problema!

(6) Y se dijo: "Haré lo siguiente: derribaré los graneros y construiré otros más grandes, y almacenaré allí todo el trigo y mis bienes. Y entonces me diré a mí mismo: «Alma mía, tienes bienes almacenados para muchos años; descansa, come, bebe banquetea alegremente».  

¡Y elige muy mal! Y se juega todo a una carta, ¡a acumular riqueza en la tierra! Y planea largos años de ocio, y bienestar; pero se olvida de algunas cosas importantes, y Dios se las recordará pronto...

Y se olvida de que hay pobres y gente que necesita ser socorrida. Y ni siquiera les socorrerá con un pequeño tanto por ciento de todas sus ganancias... ¡Y comete así un enorme pecado de omisión!

(7) Pero Dios le dijo: «Necio, esta noche te van a reclamar el alma, y ¿de quién será lo que has preparado?» Así es el que atesora para sí y no es rico ante Dios."

Y es que el fructífero amigo se olvidó de que nadie tenemos asegurada ni una hora más de vida, y que daremos cuentas de todos los talentos que Dios nos entregó, (espirituales y materiales)...

Se olvidó de que si Dios le bendijo con bienes era también para ayudar a los demás con ellos... ¡Y perdió la oportunidad de coger el trigo sobrante y hacerse un plan de pensiones para la Vida Eterna, ayudando a los más necesitados para que pudieran comer! ... ¿Y para qué le valdrá ahora todo su dinero? ...

 Y, además, el Señor nos muestra que este no es sólo un caso aislado, aplicable a una única persona- Y nos dice: " Así será el que amasa riquezas para sí y no es rico ante Dios"

Y me recuerda unos versos que escuché en un programa en Radio María, que se llamaba: "Estación último destino"; en el que en la antesala del Cielo coinciden un anciano trabajador y una actriz famosa. Y la rica ante el mundo tiene las manos vacías ante Dios. Y el anciano, que ha ido dando Amor y generosidad toda su vida, repite unos versos que le enseñaron de pequeño:

"Lo que guardé, no lo tengo.
Lo que tuve, lo perdí.
Sólo tengo lo que dí."

+ Os invito a orar hoy porque cada día vayamos dándole más y más terreno a Dios en nuestro corazón; y vayamos desterrando nuestras idolatrías. Porque ya nos dice el Señor, que "no se puede servir a Dios y al dinero"... ¡Hagámonos pues amigos con el dinero injusto! (Porque todo el dinero, en sí mismo, tiene mucho de injusto. Por supuesto que Dios no pide a unos padres de familia que vendan todo y se lo den a los pobres, pero sí que les socorran, en la medida de lo posible, y no se olviden de ellos).

Y seguimos tras 215 días con el Libro de la Sabiduría, que nos exhorta a buscar la sabiduría de Dios, y que sigue con el discurso de Salomón, sobre la Sabiduría, su historia y sus frutos, y cuenta como Dios, que podría mandarnos toda clase de males a los pecadores, sin embargo tiene misericordia. (Hoy 12, 26):
 
"Mas los que no escarmentaron con tales castigos irrisorios
habrían de experimentar un castigo digno de Dios."

¡Feliz y Santo día hermanos! ¡Besos y abrazos  DCOLORES!!! 

Pd: Y no olvidéis nunca que cualquier semilla puede ser el origen de un bosque, (si Dios así lo quiere)... ¡¡¡Esparcid sus semillas!!! ¡No os la quedéis sólo para vosotros!




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