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lunes, 9 de marzo de 2015

9. Insensatez es querer librarnos de Dios... (Lc 4, 24-30)

¡¡¡Buenos días hermanos!!! Hoy es el día 20 de Cuaresma. Hemos llegado a la mitad y parece que apenas hemos avanzado... A veces incluso parece que retrocedemos,... ¡No es verdad! Cada oración, cada limosna y cada sacrificio son recibidos por Dios con cariño. Hoy toca la lectura del santo Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo según San Lucas. (Lc 4, 24-30)
 
"En aquel tiempo, (1) dijo Jesús al pueblo en la sinagoga de Nazaret: (2) –«Os aseguro que ningún profeta es bien mirado en su tierra. (3) Os garantizo que en Israel había muchas viudas en tiempos de Elías, cuando estuvo cerrado el cielo tres años y seis meses, y hubo una gran hambre en todo el país; sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías, más que a una viuda de Sarepta, en el territorio de Sidón. (4) Y muchos leprosos había en Israel en tiempos del profeta Eliseo; sin embargo, ninguno de ellos fue curado, más que Naamán, el sirio.» (5) Al oír esto, todos en la sinagoga se pusieron furiosos y, levantándose, lo empujaron fuera del pueblo hasta un barranco del monte en donde se alzaba su pueblo, con intención de despeñarlo. Pero Jesús se abrió paso entre ellos y se alejaba."
 
Antes de comenzar hoy una explicación: Este comentario trata de invitar a orar y a meditar la Palabra de Dios.
 
No se trata sólo leer lo que me dice a mí cada día. Aún más importante es ¿Qué te dice a ti? Como dice el Apóstol San Pablo: "no apaguéis el Espíritu de profecía"...
 
Por supuesto no se trata de ser originales si no de ser fieles a la Palabra de Dios. ¡Eso es lo importante! Pues tan Palabra de Dios es la Tradición de la Iglesia (de la que salen las Sagradas Escrituras y que dice que libros deben estar o no en ellas), como la propia Biblia...
 
Y ahora os invito a que volváis al Evangelio: Invocar al Espíritu Santo para que os diga algo y leer despacio el texto varias veces. Y ahora ¿Qué quiere deciros? Sólo después podéis leer lo que me dice a mí. Y después de hacer esta oración cada día disfrutaréis más la homilía del presbítero en la Santa Misa... ¡Qué el Espíritu Santo nos ilumine y nos hable al corazón!
 
(1) Jesucristo habla entre sus vecinos y amigos, en la sinagoga de Nazaret, que era una pequeña aldea. Esto muestra la religiosidad del pueblo judío que en una pequeña aldea tiene su propia sinagoga...
 
(2) Jesucristo  conoce lo que hay dentro de cada persona. Y lee su interior y ve que le rechazan ya por ser él, antes de oír sus enseñanzas... pensarían: "¿Qué me va a enseñar el hijo del carpintero? "...
 
... Y se lo dice abiertamente: "ningún profeta es bien mirado en su tierra"...
 
(3) Y el Maestro acude a la Palabra de Dios y de ella saca ejemplos para su enseñanza... y lo que enseña no les agrada: Primero que Elías, fue mandado a una viuda extranjera...
 
... Y esto es recordarles que cuando el rey de Israel y la gran mayoría del pueblo hebreo querían matar a Elías, al último profeta vivo, fue una extranjera la que alimentó a Elías con el último pan que les quedaba a ella y a su hija... ¡Les está recordando que esa extranjera tuvo más Fe en Yahvé que todo Israel! Y el pueblo elegido queda muy mal parado...
 
(4)... El segundo ejemplo es cuando el profeta Eliseo cura nada menos que a un general Sirio... y no curó a ningún leproso de Israel...
 
... Esto parece decirles que quedarán excluidos de la salvación del Mesías. Y quizá así lo entienden y por eso se enfurecen tanto... (porque sin tener esto en cuenta el primer ejemplo es mucho más duro).
 
(5)... ¿Y cuál es su reacción ante las palabras del Señor? Se enfurecen, sacan a Jesús fuera del pueblo y quieren despeñarlo...
 
... ¿Os sorprende? ¿No hemos hecho nosotros lo mismo alguna vez? Al menos ¿no hemos tratado de expulsar a Dios de nuestra sinagoga para no tener que oír sus verdades? ¿Y no hay quien va más allá y le gustaría que Dios no existiera para no tener que rendirle cuentas algún día? ...
 
... ¡Desde luego es inútil y absurdo querer huir del único que nos puede salvar! Pero cuando escuchamos al maligno (su voz, directamente en nuestro oído o que viene a través de los ecos del mundo) parece que sin Dios seremos más libres,... y entonces, el mismo demonio y nuestro pecado nos va haciendo cada vez más y más esclavos...
 
Mi oración hoy por todos los que siguen creyendo que Dios es su enemigo. Por los que no conocen a Jesucristo, (aunque algunos se hayan hecho caricaturas de Él y crean conocerle) y para que nunca más queramos echarle de la sinagoga de nuestra vida...
 
¡Feliz día hermanos! ¡Besos y abrazos DE COLORES! .........
 
Pd: Y no olvidéis nunca que cualquier semilla puede ser el origen de un bosque, (si Dios lo quiere).

 
 
Día 20 de Cuaresma.
 
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A 10 días Cursillo Mixto en Villalba (Madrid) del 19 al 22 marzo de 2015 AD.
 
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A 47 días del Cursillo Mixto en Loeches (Madrid) del 23 al 26 de abril de 2015 AD.
A 66 días del Cursillo Mixto en Villalba (Madrid) del 15 al 17 de mayo de 2015 AD.
A 87 días del Cursillo Mixto en Collado Villalba (M) del 4 al 7 de junio de 2015 AD.
A 101 días del Cursillo Mixto en Collado Villalba (Madrid) del 18 al 21 de junio de 2015 AD. 
 

3 comentarios:

  1. SEGUNDA LECTURA

    De las Homilías de san Basilio Magno, Obispo (Homilía 20, Sobre la humildad, 3: PG 31, 530-531)

    EL QUE SE GLORÍA, QUE SE GLORÍE EN EL SEÑOR

    No se gloríe el sabio de su sabiduría, no se gloríe el fuerte de su fortaleza, no se gloríe el rico de su riqueza.

    Entonces, ¿en qué puede gloriarse con verdad el hombre? ¿Dónde halla su grandeza? Quien quiera gloriarse -continúa el texto sagrado-, que se gloríe de esto: de conocerme y comprender que soy el Señor.

    En esto consiste la sublimidad del hombre, su gloria y su dignidad, en conocer dónde se halla la verdadera grandeza y adherirse a ella, en buscar la gloria que procede del Señor de la gloria. Dice, en efecto, el Apóstol: El que se gloria, que se gloríe en el Señor, afirmación que se halla en aquel fragmento: Cristo ha sido hecho por Dios para nosotros sabiduría, justicia, santificación y redención; y así -como dice la Escritura- «el que se gloría, que se gloríe en el Señor».

    Por tanto, lo que hemos de hacer para gloriarnos de un modo perfecto e irreprochable en el Señor es no enorgullecernos de nuestra propia justicia, sino reconocer que en verdad carecemos de ella y que lo único que nos justifica es la fe en Cristo.

    En esto precisamente se gloría Pablo, en despreciar su propia justicia y en buscar la que se obtiene por la fe y que procede de Dios, para así tener íntima experiencia de Cristo, del poder de su resurrección y de la comunión en sus padecimientos, reproduciendo en sí su muerte, con la esperanza de alcanzar la resurrección de entre los muertos.

    Así caen por tierra toda altivez y orgullo. El único motivo que te queda para gloriarte, oh hombre, y el único motivo de esperanza consiste en hacer morir todo lo tuyo y buscar la vida futura en Cristo; de esta vida poseemos ya las primicias, es algo ya incoado en nosotros, puesto que vivimos en la gracia y en el don de Dios.

    Y es el mismo Dios el que obra en nosotros haciendo que queramos y obremos movidos por lo que a él le agrada. Y es Dios también el que, por su Espíritu, nos revela su sabiduría, la que de antemano destinó para nuestra gloria. Dios nos da fuerzas y resistencia en nuestros trabajos. He trabajado con más afán que todos -dice Pablo-, aunque no yo, sino la gracia de Dios conmigo.

    Dios saca del peligro más allá de toda esperanza humana. En nuestro interior -dice también el Apóstol- pensábamos que no nos quedaba otra cosa sino la muerte. Así lo permitió Dios para que no pusiésemos nuestra confianza en nosotros mismos, sino en Dios, que resucita a los muertos. Él nos libró entonces de tan inminente peligro de muerte y nos librará también ahora. Si, en él tenemos puesta la esperanza de que nos seguirá librando.

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  2. PRIMERA LECTURA

    De la carta a los Hebreos 2, 5-18

    JESÚS, AUTOR DE LA SALVACIÓN, SE HA HECHO SEMEJANTE A SUS HERMANOS

    Hermanos: Dios no sometió a los ángeles el mundo venidero, del cual estamos hablando. Ya lo testificó alguien en cierto lugar, cuando dijo: «¿Qué es el hombre, para que te acuerdes de él? ¿Quién es el hijo del hombre, para que te preocupes de él? Lo hiciste un poco inferior a los ángeles, lo coronaste de gloria y de honor, todo lo sometiste bajo sus pies.»

    Y, si le sometió todas las cosas, no dejó nada sin someterlo a él. Es cierto, sin embargo, que al presente no vemos todavía que todo le esté sometido. Pero sí vemos a Jesús, a quien Dios puso momentáneamente bajo los ángeles, coronado de gloria y de honor por haber padecido la muerte. Así, por amorosa dignación de Dios, gustó la muerte en beneficio de todos.

    Pues como quisiese Dios, por quien y para quien son todas las cosas, llevar un gran número de hijos a la gloria, convenía ciertamente que perfeccionase por medio del sufrimiento al que iba a guiarlos a la salvación, ya que tanto el que santifica como los que son santificados tienen un mismo origen. Por esta razón no se avergüenza de llamarlos hermanos, cuando dice: «Anunciaré tu nombre a mis hermanos; cantaré en la asamblea tus loores.» Y también: «Pondré en él mi confianza.» Y en otro lugar: «Aquí estoy con mis hijos, los hijos que Dios me ha dado.»

    Así pues, como los hijos participan de la carne y de la sangre, también él entró a participar de las mismas, para reducir a la impotencia, por su muerte, al que retenía el imperio de la muerte, es decir, al demonio, y librar a los que por temor a la muerte vivían toda su vida sometidos a esclavitud. Él no vino, ciertamente, en auxilio de los ángeles, sino en auxilio de la descendencia de Abraham. Por eso debía ser semejante en todo a sus hermanos, para poderse apiadar de ellos y ser fiel pontífice ante Dios, a fin de expiar los pecados del pueblo. En efecto, habiendo sido él probado en el sufrimiento, puede ahora venir en ayuda de los que sufren la prueba.

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  3. Himno: ÉSTA ES LA HORA PARA EL BUEN AMIGO.

    Ésta es la hora para el buen amigo,
    llena de intimidad y confidencia,
    y en la que, al examinar nuestra conciencia,
    igual que siente el rey, siente el mendigo.

    Hora en que el corazón encuentra abrigo
    para lograr alivio a su dolencia
    y, al evocar la edad de la inocencia,
    logra en el llanto bálsamo y castigo.

    Hora en que arrullas, Cristo, nuestra vida
    con tu amor y caricia inmensamente
    y que a humildad y a llanto nos convida.

    Hora en que un ángel roza nuestra frente
    y en que el alma, como cierva herida,
    sacia su sed en la escondida fuente.

    Amén.

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