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domingo, 15 de marzo de 2015

15. ¡Jesucristo viene para salvar!... ¿oído cocina? (Jn 3, 14-21):

¡¡¡Buenos días hermanos!!! Hoy es el "Domingo de la alegría", y hoy lectura del Santo Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo según San Juan. (Jn 3, 14-21):
 
Y para todos los que ayer estaban entusiasmados porque la fecha coincidía con el número Pi, ¡el pasaje de este Evangelio también!... Sobre el número Pi hay una historia muy curiosa: Un hombre (creo que del renacimiento italiano) dedicó toda su vida a estudiar el número Pi y pensaba que esa era la forma de llegar a Dios, y hasta hizo grabar el número que había calculado en su lápida... ¡Lo malo es que se equivocó desde el tercer número! La salvación gracias a Dios no es algo tan extraño sino vivir en Jesucristo: "el Camino, la verdad y la vida. " Él mismo dijo: "Nadie va al Padre sino es por mí"... Pero no hagamos esperar más a San Juan:
 
"En aquel tiempo dijo Jesús a Nicodemo: — (1) Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto así tiene que ser elevado el Hijo del Hombre, para que todo el que cree en él tenga vida eterna. (2) Tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Hijo único, para que no perezca ninguno de los que creen en él, sino que tengan vida eterna. (3) Porque Dios no mandó su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo se salve por él. (4) El que cree en él, no será condenado; el que no cree, ya está condenado, porque no ha creído en el nombre del Hijo único de Dios. (5) Esta es la causa de la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres prefirieron la tiniebla a la luz, porque sus obras eran malas. (6) Pues todo el que obra perversamente detesta la luz, y no se acerca a la luz, para no verse acusado por sus obras. (7) En cambio, el que realiza la verdad se acerca a la luz, para que se vea que sus obras están hechas según Dios. "
 
(1) La serpiente era un estandarte que Dios dijo a Moisés que hiciera cuando éste acudió a Él para que tuviera piedad de su pueblo, que estaba muriendo por sus mordeduras... Y una vez hecho este estandarte dijo al pueblo que el que fuera mordido por una serpiente mirara al estandarte y no moriría por el veneno,... ¡y así fue! Pues ¡¡Jesucristo es este nuevo estandarte capaz de librarnos de todos los venenos del mundo!! (De los venenos externos y de los internos, de los ajenos y de los propios,... ¡Jesucristo nos puede librar de todo!)
 
Pero la verdad es que el tema de la serpiente da mucho de sí... Por ejemplo para comentar lo que dicen algunos de nuestros hermanos apartados (protestantes, etc...) que piensan que somos unos idólatras porque tenemos imágenes de santos en nuestras iglesias, y algunos de ellos representan la cruz sin Jesucristo para evitar caer en idolatría. Algunas reflexiones a este particular:
 
a) La serpiente es mandada hacer por Dios a Moisés. ¿Es un ídolo? ¡No! ¿Por qué? Porque no se adora a la serpiente. La serpiente es un símbolo de la Fe en Dios, y de que Él puede salvarnos de la muerte. El que mira al estandarte acude con Fe a Dios y cree en Su promesa: de que el que mire ese estandarte no morirá por el veneno de las serpiente...
 
Jesucristo, ya ha sido elevado y es el nuevo estandarte, por el que somos liberados de la mordedura de la serpiente... La serpiente es como se ha representado muchas veces a satanás, y algún día la Mujer pisará la cabeza de la serpiente, (¡sino lo ha hecho ya!... Por supuesto la mujer es Santa María).
 
Jesucristo al ser puesto en la cruz es elevado por encima de los hombres. En aquel lugar de tortura y de muerte se consuma Su Sacrificio al Padre por mis pecados, y los de cada ser humano. Los que querían acabar con Él lo han elevado, y han hecho lo necesario para que el Señor venciera para siempre al pecado, al demonio y a la muerte. Y ahora lo tenemos fácil: viviendo en Jesucristo sabemos que ya hemos llegado a la meta. No por nuestros méritos, sino por los Suyos.

Y una pregunta: ¿Qué sentido tiene levantar una cruz que no tenga a Jesucristo en ella? ¿Quién salva la cruz o Jesucristo? ¡Por supuesto que Jesucristo ya ha resucitado! Pero la cruz tuvo sentido estando el Señor en ella,... ¡así fue la verdad y la Verdad nos hará libres! Y nos ayuda a verle en la cruz no una cruz desnuda,...
 
b) Varias religiones prohíben representar imágenes: Islam, Judaísmo (espero que tengan claro que Moisés no era un idólatra, aunque hiciera una serpiente), algunos cristianos protestantes,...
 
¿Qué opina la Santa Madre Iglesia sobre el tema? Condenó, (que suena muy mal pero quiere decir simplemente que es doctrina rechazada), la herejía iconoclasta (la que está contra poner iconos = santos, etc.). Y dijo que para aquellos que no sabían leer, las imágenes eran capaces de narrarles las verdades que no podían leer por sí mismos en las Sagradas Escrituras.
 
Lo que sí hay que tener cuidado es no pensar que es el estandarte de la serpiente, o una determinada talla la que me va a conceder un don, o un santo (si no es con la fuerza de Dios). Sólo a Dios hay que adorar. A los santos y a Santa María Virgen, sólo se les venera: son ejemplos dignos para llegar a Dios y ya están junto a Él, ¡pero no son Dios! (Por supuesto la Madre está muy por encima de cualquier otro santo).

(2) Dios entrega a su propio Hijo único al mundo. Y lo hace por Amor. Lo hace para que no pereciera el mundo.

Y si Dios quiere salvar al mundo es que hay que salvarle de algo. Así que, es muy peligroso banalizar el pecado y pensar que no pasa nada porque Dios es muy bueno. (De hecho es tan bueno que respeta que cualquier hijo o hija a los que ama viva para siempre apartado de Él). Y es que San Agustín, dice esa frase tan clarificadora: "Dios, que te creó sin ti. No te salvará sin ti".

(3) Jesucristo viene a salvar, no a condenar... ¿Tenemos esto claro? ¿Sí? ¿Entonces por qué no acercarnos más al único que puede salvarnos?

(4) Uff unas palabras muy duras: "El que no cree ya está condenado, porque no ha creído en el nombre del Hijo único de Dios" ...

Unas palabras que van en la misma línea de esas otras que dice Jesucristo: "Nadie va al Padre sino es por mí"...

Pero aquí dice quién no ha creído "en el nombre del Hijo único de Dios"... Lo repito otra vez: "en el nombre" ... ¿Y cuál es su nombre? ¡Jesús! ¿Y qué quiere decir Jesús? ¡Dios salva! Así que, quién no cree que Dios salva, (que Dios es capaz de salvarle) ya está condenado...

Y es que una de las tentaciones más comunes para evitar nuestra conversión es pensar que nuestros pecados son más grandes que la Misericordia de Dios, y que ya no podrá perdonarnos. ¡Es mentira! ¡Dios salva! Por muchos que hayan sido nuestros pecados, como le dijo un sacerdote en la confesión a un joven que volvía a la Iglesia después de muchos años: "¡no te preocupes, la sangre de Jesús pesa más que tus pecados!". Y eso se lo dijo dos veces: antes de decírselos y después de oírlos, antes de darle absolución... Pues sí, ¡¡la sangre del Señor pesa mucho más que nuestros pecados!!

(5) La causa de la condena es que los hombres prefieren la tiniebla a la luz... ¿Y por qué lo hicieron? Porque sus obras eran malas... Y el mal tiene un efecto anestésico, y uno se va acostumbrando a su pecado. Al principio cuesta, luego lo acepta, luego lo defiende, y algunos después incluso atacan todo lo que les recuerde que eso era pecado...

(6)...Y por eso el que actúa mal no quiere acercarse a la luz para no ver claramente su maldad... ¡Yo también actúe así! ¡Me alejaba de la luz porque no quería verme acusado por mis obras!

¡Qué gran verdad! Miro hacia atrás y así lo veo... Irme acostumbrando al pecado... Ir entrando en él, dejándome llevar por el mundo, por el demonio, por la carne... Ir auto-convenciéndome de que eso no podía ser pecado... Luego poner excusas para justificarlo... Y luego vivir como si Dios no existiera. Y ¿Cuándo recordaba que Dios existía? al entrar en un Iglesia: A veces buscando disfrutar de la belleza del arte. A veces buscando llenar esa sensación de vacío que sentía los Domingos en mi intento de vida sin Dios... ¡Pero Dios siempre estuvo a mí lado! Esperándome, llamándome, dejándome sentir ese vacío que el pecado no era capaz de llenar,...

Y un día volví a Su Casa, me puse de rodillas y volví a Él... Y le di una gran cantidad de pecados, para que con mi miseria pudiera demostrar su Misericordia... Y comprobé que sí, que la sangre de Jesucristo, tenía mucho más peso en la balanza de Dios que todos mis pecados,... Y le sigo dando las gracias por ello...

(7) Cuando buscamos a Dios tratamos de acercarnos a Él, todo lo posible. Y ¿Cuál es el resultado? ¡Qué vemos que cada vez tenemos más pecados! ¡Pero no es así! Simplemente es que cada vez vamos viendo más y más claro,... Así que, ¡ánimo y darle también, una y otra vez, los nuevos pecados que vamos descubriendo! Y no nos olvidemos de darle gracias porque nos libró de esos grandes pecados, que ya son sólo dolorosos recuerdos porque una vez pudimos ver que era espinas que se clavaron en su santa cabeza,...

Mi oración del día va por todos los que hoy vayan a acudir al Sacramento de la Reconciliación, y le pido al Señor por su santidad y su perseverancia final, y porque un día podamos reunirnos todos en la casa del Padre, y podamos así comprobar que ¡Dios salva! y que la sangre de Jesucristo pesa muchísimo más que todos nuestros pecados... ¡Bendito sea Dios! ¡Sólo a Dios Honor y Gloria!

¡Feliz Domingo hermanos! ¡Besos y abrazos DE COLORES!!

Pd: Y no olvidéis nunca que cualquier semilla puede ser el origen de un bosque, (si Dios lo quiere).

 
 
Día 26 de Cuaresma.
 
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A 4 días Cursillo Mixto en Villalba (Madrid) del 19 al 22 marzo de 2015 AD.
 
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A 41 días del Cursillo Mixto en Loeches (Madrid) del 23 al 26 de abril de 2015 AD.
A 60 días del Cursillo Mixto en Villalba (Madrid) del 15 al 17 de mayo de 2015 AD.
A 81 días del Cursillo Mixto en Collado Villalba (M) del 4 al 7 de junio de 2015 AD.
A 95 días del Cursillo Mixto en Collado Villalba (Madrid) del 18 al 21 de junio de 2015 AD 
  
 
 
"Me levantaré" (JESED)
 
Me levantaré e iré a mi Padre
le diré que he pecado.
Me levantaré e iré a mi Padre
le diré que he pecado.
 
Me has mirado desde lejos
y me estrechas en tus brazos.
No me dejas decir lo siento
y un anillo pones en mi mano.
 
Me levantaré e iré a mi Padre
le diré que he pecado.
Me levantaré e iré a mi Padre
le diré que he pecado.
 
He pecado contra el Cielo.
He pecado contra Tí.
No merezco llamarme hijo
trátame como a uno de tus siervos...
 
Me levantaré e iré a mi Padre
le diré que he pecado.
Me levantaré e iré a mi Padre
le diré que he pecado...
 
Me recibes en tu casa
en medio de una gran fiesta
y me vistes con tus ropas
en un gesto de indulgencia..
 
Había muerto y he vuelto a la vida
estaba perdido y me encontraste
lleno de Amor y Misericordia
he vuelto a la Casa de mi Padre.

1 comentario:

  1. SEGUNDA LECTURA

    De los tratados de san Agustín, obispo, sobre el evangelio de san Juan
    (Tratado 34, 8-9: CCL 36, 315-316)
    CRISTO ES EL CAMINO HACIA LA LUZ, LA VERDAD Y LA VIDA

    El Señor dijo concisamente: Yo soy la luz del mundo: el que me sigue no camina en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida. Con estas palabras nos mandó una cosa y nos prometió otra. Hagamos lo que nos mandó y, de esta forma, no desearemos de manera insolente lo que nos prometió; no sea que tenga que decirnos el día del juicio: «¿Hiciste lo que mandé, para poder pedirme ahora lo que prometí?» «¿Qué es lo que mandaste, Señor, Dios nuestro?» Te dice: «Que me siguieras.» Pediste un consejo de vida. ¿De qué vida sino de aquella de la que se dijo: En ti está la fuente de la vida?
    Conque hagámoslo ahora, sigamos al Señor; desatemos aquellas ataduras que nos impiden seguirlo. Pero ¿quién será capaz de desatar tales nudos, si no nos ayuda aquel mismo a quien se dijo: Rompiste mis cadenas? El mismo de quien en otro salmo se afirma: El Señor liberta a los cautivos, el Señor endereza a los que ya se doblan.
    ¿Y en pos de qué corren los liberados y los puestos en pie, sino de la luz de la que han oído: Yo soy la luz del mundo: el que me sigue no camina en tinieblas? Porque el Señor abre los ojos al ciego. Quedaremos iluminados, hermanos, si tenemos el colirio de la fe. Porque fue necesaria la saliva de Cristo mezclada con tierra para ungir al ciego de nacimiento. También nosotros hemos nacido ciegos por causa de Adán, y necesitamos que el Señor nos ilumine. Mezcló saliva con tierra; por ello está escrito: La Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros. Mezcló saliva con tierra, pues estaba también anunciado: La verdad brota de la tierra; y él mismo había dicho: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida.
    Disfrutaremos de la verdad cuando lleguemos a verlo cara a cara, pues también esto se nos promete. Porque, ¿quién se atrevería a esperar lo que Dios no se hubiese dignado dar o prometer? Lo veremos cara a cara. El Apóstol dice: Ahora vemos confusamente en un espejo; entonces veremos cara a cara. Y Juan añade en su carta: Queridos, ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que seremos. Sabemos que, cuando se manifieste, seremos semejantes a él, porque lo veremos tal cual es. Ésta es una gran promesa.
    Si lo amas, síguelo. «Yo lo amo —me dices—, pero ¿por qué camino lo sigo?» Si el Señor, tu Dios, te hubiese dicho: «Yo soy la verdad y la vida», y tú deseases la verdad y anhelaras la vida, sin duda que hubieras preguntado por el camino para alcanzarlas, y te estarías diciendo: «Gran cosa es la verdad, gran cosa es la vida; ojalá mi alma tuviera la posibilidad de llegar hasta ellas.»
    ¿Quieres saber por dónde has de ir? Oye que el Señor dice primero: Yo soy el camino. Antes de decirte a donde, te dijo por donde: Yo soy el camino. ¿Y a dónde lleva el camino? A la verdad y a la vida. Primero dijo por donde tenías que ir, y luego a donde. Yo soy el camino, y la verdad, y la vida. Permaneciendo junto al Padre, es la verdad y la vida; al vestirse de carne, se hace camino.
    No se te dice: «Trabaja por dar con el camino, para que llegues a la verdad y a la vida»; no se te ordena esto. Perezoso, ¡levántate! El mismo camino viene hacia ti y te despierta del sueño en que estabas dormido, si es que en verdad te despierta; levántate, pues, y anda.
    A lo mejor estás intentando andar y no puedes, porque te duelen los pies. Y ¿por qué te duelen los pies?; ¿acaso porque anduvieron por caminos tortuosos, bajo los impulsos de la avaricia? Pero piensa que la Palabra de Dios sanó también a los cojos. «Tengo los pies sanos —dices—, pero no puedo ver el camino.» Piensa que también iluminó a los ciegos.

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