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martes, 17 de noviembre de 2020

MIÉRCOLES 18.11.2020 AD: "Negociad mientras vuelvo ” (Lc 19, 11 - 28):

EVANGELIO DEL MIÉRCOLES 18.11.2020 AD:

 X 18. "Negociad mientras vuelvo ” (Lc 19, 11 - 28):


 ¡¡¡Buenos días hermanos!!! Hoy se nos invita a encontrarnos con Dios en el Santo Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo según San Lucas (19, 11-28), que trae una enseñanza fundamental. Y esto lo sabemos por como termina: ¡¡¡Con Jesús yendo a Jerusalén para culminar su sacrificio!!! (Y ya que ese era su destino y Él lo conocía, la enseñanza de hoy debe de ser trascendental porque la dice justo cuando está tan cerca Su final...)

Pidámosle al Señor Su LUX para poder beber de su salvíficas aguas: ¡¡¡Ven Espíritu Santo!!! ¡¡¡Ven Espíritu Creador!!!:

(1) "EN aquel tiempo, Jesús dijo una parábola, porque estaba él cerca de Jerusalén y pensaban que el reino de Dios iba a manifestarse enseguida. (2) Dijo, pues: «Un hombre noble se marchó a un país lejano para conseguirse el título de rey, y volver después. Llamó a diez siervos suyos y les repartió diez minas de oro, diciéndoles: “Negociad mientras vuelvo”. (3) Pero sus conciudadanos lo aborrecían y enviaron tras de él una embajada diciendo: “No queremos que este llegue a reinar sobre nosotros”. (4) Cuando regresó de conseguir el título real, mandó llamar a su presencia a los siervos a quienes había dado el dinero, para enterarse de lo que había ganado cada uno. (5) El primero se presentó y dijo: “Señor, tu mina ha producido diez”. Él le dijo: “Muy bien, siervo bueno; ya que has sido fiel en lo pequeño, recibe el gobierno de diez ciudades”. El segundo llegó y dijo: “Tu mina, señor, ha rendido cinco”. A ese le dijo también: “Pues toma tú el mando de cinco ciudades”. (6) El otro llegó y dijo: “Señor, aquí está tu mina; la he tenido guardada en un pañuelo, porque tenía miedo, pues eres un hombre exigente que retiras lo que no has depositado y siegas lo que no has sembrado”. (7) Él le dijo: “Por tu boca te juzgo, siervo malo. ¿Conque sabías que soy exigente, que retiro lo que no he depositado y siego lo que no he sembrado? Pues ¿por qué no pusiste mi dinero en el banco? Al volver yo, lo habría cobrado con los intereses”. (8) Entonces dijo a los presentes: “Quitadle a este la mina y dádsela al que tiene diez minas”. Le dijeron: “Señor, ya tiene diez minas”. Os digo: “Al que tiene se le dará, pero al que no tiene se le quitará hasta lo que tiene. (9) Y en cuanto a esos enemigos míos, que no querían que llegase a reinar sobre ellos, traedlos acá y degolladlos en mi presencia”». (10) Dicho esto, caminaba delante de ellos, subiendo hacia Jerusalén."


(1) "EN aquel tiempo, Jesús dijo una parábola, porque estaba él cerca de Jerusalén y pensaban que el reino de Dios iba a manifestarse enseguida.

Cristo dirá hoy esta parábola para aclararles una cosa: ¡No será coronado Rey, inmediatamente, en Jerusalén! Sino que, antes de ser coronado Rey, debe de irse muy lejos. Y será en Su retorno cuando será coronado Rey (en Su segunda venida gloriosa)...

Y se muestra muy bien el contraste entre nuestros planes y los de Dios: La multitud que lo sigue piensa que el Mesías será coronado Rey en Jerusalén... ¡Y Dios sabe que así será! Pero no en un palacio lleno de prestigio, lujo y confort... ¡NO! ¡¡¡Será coronado Rey en una Cruz, tras sentir angustia, ser arrestado, azotado, humillado, obligado a cargar con su Cruz y Crucificado!!! ¡¡¡Y ahí será Coronado Rey de los judíos y del Universo!!!

¡Nosotros no comprendemos la Cruz, y pensamos que Cristo debía haber sido hecho Rey ya en este mundo! ¿Seguro? Y si así hubiera sido, ¿qué ejemplo tendríamos que nos ayudara a enfrentarnos con enfermedad,  dolor, muerte, angustia, soledad, humillación o tristeza? ¡¡¡Ahora podemos ir al Via Crucis y ver que nuestras cruces no son tan grandes viendo la suya!!! (Por cierto, os recomiendo rezarlo y contemplarlo y quizás nos veamos en la Pasión junto a muchos personajes).

(2) Dijo, pues: «Un hombre noble se marchó a un país lejano para conseguirse el título de rey, y volver después. Llamó a diez siervos suyos y les repartió diez minas de oro, diciéndoles: “Negociad mientras vuelvo”. 

Un noble parte a un largo viaje para conseguir el título de Rey y da a 10 empleados una mina de oro (una onza) a cada uno para que negocien con ellas hasta su regreso...

El noble es Jesucristo. Y después sabremos que se hizo con tres de las diez minas... ¿Pero que se hizo con las otras siete que faltan? (Que curioso que falten justo 7, el número de la plenitud para la hebreos)... ¿Dónde están? ...

Pues... ¡¡¡Tenemos cada uno de nosotros una de ellas!!! El mismo noble nos las ha dado, y espera que las pongamos a trabajar... (Por eso son 7, número de la totalidad y de la plenitud, ¡¡¡porque hay para todos!!!)...

Y atención que junto con la moneda, Jesucristo nos dice unas palabras: "Negociad mientras vuelvo ”... ¡Y algún día, cuando vuelva como Rey, le tendremos que dar cuenta de que hicimos con Su mina de oro!

¿Y qué es la mina de oro? Pues nuestro dinero y bienes; pero también nuestra inteligencia o cortedad, belleza o fealdad, fuerza o debilidad,... ¡Todos los dones de Dios son nuestra mina! Y de todos daremos cuentas al Rey de reyes, y tendremos que explicarle que hicimos con ellos... ¡Y por encima de todos daremos cuenta de uno de ellos! ¡¡¡Daremos cuenta de la Gracia, de la santidad y del perdón que recibimos en el Bautismo!!!

(3) Pero sus conciudadanos lo aborrecían y enviaron tras de él una embajada diciendo: “No queremos que este llegue a reinar sobre nosotros”.

 ¡Sólo hay dos banderas! Y el Rey tiene enemigos que no quieren que reine. ¡Y estos ya han sido derrotados! Y nosotros sólo tenemos que decidir si coger la bandera de Cristo, o la bandera del mundo, demonio y carne... ¡Y esta será la elección más importante de nuestra vida!

Hoy en día muchos corazones siguen aborreciéndolo y manifiestan las mismas proclamas: "¡¡¡No queremos que sea nuestro Rey!!!" Y Dios lo respeta, porque no quiere esclavos sino amigos, y sino desean que sea Su Rey ¡Jamás lo será! Porque: "Dios, que te creó sin tí, no te salvará sin tí", como bien explica San Agustín."

Y este es el gran misterio del don de la libertad: Qué el hombre, creatura y limitado, puede "detener" a Dios, Creador y omnipotente, y alejarle para siempre de su vida. Y el que sufrirá el daño mayor no será Dios, sino el hombre, que si persiste en su rebeldía habrá elegido una eternidad junto a sus demonios y junto a todos los condenados... ¡¡¡Una eternidad para siempre lejos de Dios y de sus dones!!! Y en ella no habrá Amor, ni Belleza, ni Bondad, ni PAX, ni Alegría,... ¡Ufff! ¡Qué peligrosa puede ser esa decisión interior de proclamar: "¡No queremos que sea nuestro rey!"! ¡Qué grandísima tragedia! ¡¡¡Qué el Señor nos libre de compartir un destino final con los que le han rechazado como Rey!!!

 (4) Cuando regresó de conseguir el título real, mandó llamar a su presencia a los siervos a quienes había dado el dinero, para enterarse de lo que había ganado cada uno.

 El Señor llamará a Sus ángeles y nos llevarán un día a Su presencia y entonces le diremos que hicimos con nuestra onza... ¿Y qué habremos hecho con ella? ¿La habremos hecho crecer o la habremos perdido? ¿Empleamos todo en vanidades o luchamos por construir el Reino de Dios y practicamos obras de misericordia? ¿Amamos o preferimos odiar y juzgar? ¿Servimos a Dios o a nuestras idolatrías y egolatrías?

¿Y yo, cuántas monedas he ganado? ¿O ha sido todo lo contrario y he perdido todo lo que me dio el Señor? (Por malas que sean las respuestas que demos a estas preguntas, que no nos olvidemos que Dios está esperando que le demos una sola cosa: ¡¡¡Nuestros pecados!!! Porque hasta que no se los demos no podremos comenzar de cero, ni salir del pecado sino es con ayuda de Su Gracia,...)

 (5) El primero se presentó y dijo: “Señor, tu mina ha producido diez”. Él le dijo: “Muy bien, siervo bueno; ya que has sido fiel en lo pequeño, recibe el gobierno de diez ciudades”. El segundo llegó y dijo: “Tu mina, señor, ha rendido cinco”. A ese le dijo también: “Pues toma tú el mando de cinco ciudades”.

El primero consigue diez onzas sólo por una, ... ¡Y recibe un premio equivalente!

El segundo consigue cinco y recibe otro premio equivalente...

Y en ambos lo vemos claro: a más virtud, esfuerzo y frutos ¡hay mayor premio!

Alguien podría pensar que esta parábola se contradice con esa en que el Señor da a todos un denario, (fueran contratados a primera hora del día o por la tarde)... ¡Pero no es así! La continúa... ¡Todos recibiremos un denario que será estar junto a Dios toda la eternidad! Pero no todos tendremos el mismo grado de intimidad y cercanía al Señor, ni el mismo premio... ¡Pues no todos usamos las minas que nos dieron de igual forma!

Igual que no todos necesitaremos el mismo tiempo de purgatorio antes de poder llegar a Dios... (Y me gustaría aclarar que el purgatorio no es un castigo de Dios, sino un regalo, porque sin ser purificados no podríamos gozar de Su presencia)...

Y tras esto creo que debería rezar más, hacer más sacrificios y esforzarme más por imitar a Cristo... ¡Y no perder tanto tiempo en vanidades!

 (6) El otro llegó y dijo: “Señor, aquí está tu mina; la he tenido guardada en un pañuelo, porque tenía miedo, pues eres un hombre exigente que retiras lo que no has depositado y siegas lo que no has sembrado”.

Y aquí están las excusas que ponemos a Dios: son elaboradas, ingeniosas, cuidadosamente meditadas, revestidas de bondad... ¡¡¡y totalmente estériles!!! ¡¡¡Porque Dios nos conoce mejor que nosotros mismos!!!

Y así nos afanamos en pensar y autojustificar nuestros pecados con complicadas excusas de laboratorio, que no seremos capaces de decir  ante el Señor, ya que Él mostrará la verdad que oculta cada corazón,... ¡¡¡¿No sería mejor emplear todo este tiempo en cambiar de vida?!!!

 (7) Él le dijo: “Por tu boca te juzgo, siervo malo. ¿Conque sabías que soy exigente, que retiro lo que no he depositado y siego lo que no he sembrado? Pues ¿por qué no pusiste mi dinero en el banco? Al volver yo, lo habría cobrado con los intereses”. 

 Y, como vemos, en la presencia del Señor saldrá a la luz la verdad de nuestra vida...

Luego, ¡qué absurdos son los esfuerzos que hacemos por aparentar lo que no somos, que sabemos lo que no sabemos, o en mostrarnos con una santidad que no es real!.... ¡¡¡Más nos valdría emplearlos en mejorar, en crecer y esforzarnos de verdad por alcanzar la santidad!!!

(8) Entonces dijo a los presentes: “Quitadle a este la mina y dádsela al que tiene diez minas”. Le dijeron: “Señor, ya tiene diez minas”. Os digo: “Al que tiene se le dará, pero al que no tiene se le quitará hasta lo que tiene. 

 ... "Teme la Gracia de Dios, que pasa y no vuelve" (San Agustín).

Todos tenemos nuestra mina de oro. A veces nos parece que la de los otros es mejor, pero a nosotros sólo se nos pedirá cuentas de la nuestra... ¡Y si no la usamos bien podemos perderla! ¡Para siempre!

La onza de oro son los dones que Dios nos da... y la onza que perderíamos es precisamente eso: ¡¡¡Los dones que Dios tiene pensados para compartir con nosotros por toda la eternidad!!!

(9) Y en cuanto a esos enemigos míos, que no querían que llegase a reinar sobre ellos, traedlos acá y degolladlos en mi presencia”». 

 Pero que no se nos olvide que los enemigos del Rey serán castigados y tendrán la mayor de las penas: ¡una eternidad lejos de Dios y de todos sus reflejos: Amor, Belleza, Bondad...! Y la pena no la pone el Señor, ni Él firma la sentencia, fueron ellos mismos los que lo eligieron libremente: "¡¡¡No le queremos como Rey!!!"

(10) Dicho esto, caminaba delante de ellos, subiendo hacia Jerusalén.

 Y tras decir esta parábola el Señor se dirige hacia Su Pasión y Su Muerte... ¡Qué importante debe ser esta parábola que nos dice pocos días antes de morir!

¡El escándalo de la Cruz! ¡El escándalo del sufrimiento y la muerte! Era el único camino que Dios podía recorrer: para poder aceptar plenamente los frutos de nuestro pecado; para darnos un ejemplo al que mirar en el momento de la prueba; y porque no quiso ser más que los varones y mujeres, que sufrieron y murieron desde el primer pecado...

"Crucem Tuam Adoramus Domine, / Resurrectionem tuam laudamos Domine./ Laudamos, et glorificamus,... /Resurrectionem tuam adoramus Domine..."

Escuché este himno en una Misa con los hermanos menores en el momento de la Comunión. Y me parece que define muy como debemos amar la Cruz porque desde aquel día nos acerca a la Resurrección y a la Gloria Eterna,... ¡¡¡Alabado sea Jesucristo!!!

 + Hoy quiero pedir que el Señor nos ayude a que fructifique nuestra onza; y que vivamos siempre siendo conscientes de que daremos cuentas de en qué la empleamos...

+ Porque el Señor nos ayude a entender que no hay Verdad sin Caridad, ni Caridad sin Verdad. Que no podemos usar la Verdad para herir (aunque los hechos sean ciertos y el fin bueno). Ni podemos Amar de Verdad si callamos lo que deberíamos decir (¿Tendríamos Amor si no decimos al niño que juega con una botella de lejía que es veneno y puede quemarle?). ¡Qué el Señor nos ayude a comprenderlo y vivirlo!

Tras 323 días sigue el Libro del Sirácida (o del Eclesiástico). Hoy 14, 11:

"Hijo, en la medida de lo posible, trátate bien,
y presta al Señor las ofrendas debidas."



¡Feliz y Santo día hermanos! ¡Besos y abrazos DCOLORES!!!


Pd: Y no olvidéis nunca que cualquier semilla puede ser el origen de un bosque, (si Dios así lo quiere)... ¡¡¡Esparcid sus semillas!!! ¡No os la quedéis sólo para vosotros!




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