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viernes, 1 de marzo de 2024

SÁBADO 2.3.2024 AD: "¡Estaba perdido y lo hemos encontrado!" (Lc 15, 1-3.11-32):

EVANGELIO DEL SÁBADO 2.3.2024 AD:

S 2. "¡Estaba perdido y lo hemos encontrado!" (Lc 15, 1-3.11-32):

¡Buenos días hermanos! Se nos invita a estar con Dios en el Santo Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo según San Lucas (15, 1-3.11-32), en el que estamos todos reflejados, porque todos ante Dios somos hijos pródigos, y le abandonamos si pecamos o si le dejamos por otras cosas que llenan las agendas.

Pero también somos el hijo mayor, y nos preguntamos de qué vale nuestra perseverancia si no hay frutos, o si al final llega el hijo pródigo y se lleva lo mejor de la casa a la que sólo trajo ruina. O nos preguntamos porqué no nos va mejor que a los que no oran... ¡Y nos olvidamos de que el Padre quiere por igual a todos sus hijos! Y nos olvidamos de lo más importante: ¡¡¡Qué vivir en la Casa del Padre es el mayor regalo!!! ¡El mayor regalo es tener un Padre que me Ama y me acoge, y con el que poder aprender y compartir, y no los bienes o satisfacciones que eso me de! ¡¡¡El mayor regalo es estar con Dios!!!

Así que vamos a este paseo diario por estos fértiles prados de la mano del Señor, que me espera, me quiere y me acoge aunque sea hijo pródigo: ¡¡¡Ven Espíritu Santo!!! ¡¡¡Ven Espíritu Creador!!!

(1) "EN aquel tiempo, se acercaron a Jesús todos los publicanos y los pecadores a escucharlo. (2) Y los fariseos y los escribas murmuraban diciendo: «Ese acoge a los pecadores y come con ellos». (3) Jesús les dijo esta parábola: «Un hombre tenía dos hijos; el menor de ellos dijo a su padre: “Padre, dame la parte que me toca de la fortuna”. El padre les repartió los bienes. (4) No muchos días después, el hijo menor, juntando todo lo suyo, se marchó a un país lejano, y allí derrochó su fortuna viviendo perdidamente. Cuando lo había gastado todo, vino por aquella tierra un hambre terrible, y empezó él a pasar necesidad. (5) Fue entonces y se contrató con uno de los ciudadanos de aquel país que lo mandó a sus campos a apacentar cerdos. Deseaba saciarse de las algarrobas que comían los cerdos, pero nadie le daba nada. 
Recapacitando entonces, se dijo: “Cuántos jornaleros de mi padre tienen abundancia de pan, mientras yo aquí me muero de hambre. Me levantaré, me pondré en camino adonde está mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo: trátame como a uno de tus jornaleros”. (6) Se levantó y vino adonde estaba su padre; cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y se le conmovieron las entrañas; y, echando a correr, se le echó al cuello y lo cubrió de besos. (7) Su hijo le dijo: “Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo”. (8) Pero el padre dijo a sus criados: “Sacad enseguida la mejor túnica y vestídsela; ponedle un anillo en la mano y sandalias en los pies; traed el ternero cebado y sacrificadlo; comamos y celebremos un banquete, porque este hijo mío estaba muerto y ha revivido; estaba perdido y lo hemos encontrado”. Y empezaron a celebrar el banquete. (9) Su hijo mayor estaba en el campo. Cuando al volver se acercaba a la casa, oyó la música y la danza, y llamando a uno de los criados, le preguntó qué era aquello. Este le contestó: “Ha vuelto tu hermano; y tu padre ha sacrificado e! ternero cebado, porque lo ha recobrado con salud”. Él se indignó y no quería entrar, pero su padre salió e intentaba persuadirlo. (10) Entonces él respondió a su padre: “Mira: en tantos años como te sirvo, sin desobedecer nunca una orden tuya, a mí nunca me has dado un cabrito para tener un banquete con mis amigos; en cambio, cuando ha venido ese hijo tuyo que se ha comido tus bienes con malas mujeres, le matas el ternero cebado”. (11) El padre le dijo: “Hijo, tú estás siempre conmigo, y todo lo mío es tuyo; pero era preciso celebrar un banquete y alegrarse, porque este hermano tuyo estaba muerto y ha revivido; estaba perdido y lo hemos encontrado”».

(1) "EN aquel tiempo, se acercaron a Jesús todos los publicanos y los pecadores a escucharlo. "

Benditos pecadores que siguen su instinto sin oir tentaciones, y se acercan al Señor porque encontrarán el Amor; y sólo sintiéndose Amado uno puede cambiar de vida... (¡Es necesario cambiar de vida tras encontrarse con el Señor, o no hubo conversión!). 

Y tras encontrarle si perseveran compartirán siempre su vida con Cristo y luego la vida eterna. ("Si crees en el Señor Jesús, tú y tu familia te salvarás": ¡Cómo se lee en Hechos de los Apóstoles!)

Decía Santo Tomás de Aquino, que: "De la reiteración en los pecados nacen los vicios. Y de la reiteración de actos buenos las virtudes." ¡Y así, paso a paso, vamos cambiando de vida para subir al Cielo o hundirnos en el infierno!

¿Qué hago si soy muy pecador? ¡Pues acercarme mucho a Cristo! Y cuanto más pecador más necesidad tendré de estar pegado al Señor. Y, yo que soy muy pecador y débil, procuro estar lo más unido posible al Señor. Y eso me recuerda a un día en que una compañera me preguntó: "- ¿Tú eres cristiano de los que van a Misa los Domingos?". Y yo la repuse sonriendo: "-- ¡No! ¡Yo soy de los que van a Misa todos los días!" (Ojalá fuera verdad que voy todos los días, porque siempre al final fallo alguno, y me pierdo lo más importante que iba a hacer ese día... ¡Una pena!).

Hay quien ríe porque vamos a Misa y rezamos. (Y quieren dejar a la religión fuera de lo "razonable" en la dictadura de lo políticamente correcto). Y sólo hay que preguntar a que dedican ellos el tiempo: ¿Al fútbol, concierto u otro espectáculo y pagar un dineral por ver a unos ídolos que no pueden salvarlos? ¿A coleccionar experiencias a ver si así tienen un momento de felicidad para contar, recordar o compartir en las redes? ¿A ir de fiesta y usar drogas, legales o ilegales, para hacer ricos a otros y huir de sí mismos? ¿A ver la televisión? ¡Ufff! ¿De verdad que los ídolos son preferibles a Dios? ¡Porque da pereza sólo pensarlo!

¡Qué sabios somos los publicanos y pecadores que nos acercamos al Maestro! (En el siglo I y en el XXI)

(2) "Y los fariseos y los escribas murmuraban diciendo: «Ese acoge a los pecadores y come con ellos». "

Los escribas y fariseos no son capaces de acoger a los que Dios Sí acoge. Y alejándose de Su ejemplo se alejan de Dios. ¡Pero es aún peor! ¡Pensaron que Dios no era suficientemente bueno para ellos y por eso no le siguieron! (Vamos, que su soberbia era inmensa).

(3) "Jesús les dijo esta parábola: «Un hombre tenía dos hijos; el menor de ellos dijo a su padre: “Padre, dame la parte que me toca de la fortuna”. El padre les repartió los bienes. "

El menor quería los bienes del padre, no al padre. Y cuando los tuvo se comportó como si él hubiera muerto, y se fue muy lejos porque no le quería volver a ver. (¡Un desprecio tan grande como el que hago cada vez que peco! ¡Y encima uso para hacerlo todos los dones que nos regaló el Señor! ¿Es posible mayor ingratitud?).

Eso me lleva a preguntarme: ¿Qué busco yo en Dios, que fui muchos años un hijo pródigo? ¿Sólo mi herencia eterna o me mueve el Amor?

Una vez al principio de mi conversión pensaba que Dios jamás perdonaría cosas que hice. Y entonces pensé, da igual que ya no pueda salvarme desde ahora sólo quiero servirte y estar contigo, e intentar ayudar a otros a que no cometan mis errores... Tenía un Catecismo en la mano y lo abrí por una página "al azar" y salió justo el artículo que dice que la Iglesia puede perdonar cualquier pecado, por grave que sea, en la Confesión al que se arrepiente de corazón. (Una buena "casualidad" que saliera justo ese, ¡pues son 2.865 artículos!)

Hoy le pido al Señor que conserve y alimente ese rescoldo de puro Amor a Él en mi interior y no deje que se apague, y que me ayude a seguirle sólo por Amor y no por la herencia. (Que ya dilapidé, y si me considera hijo de nuevo es por Su Infinita Misericordia. Y es infinita en el número y gravedad de los pecados, pero limitada al tiempo de mi vida, y a la sinceridad del arrepentimiento, al dolor de los pecados, a la reparación del daño causado y al propósito de enmienda)...

(4) No muchos días después, el hijo menor, juntando todo lo suyo, se marchó a un país lejano, y allí derrochó su fortuna viviendo perdidamente. Cuando lo había gastado todo, vino por aquella tierra un hambre terrible, y empezó él a pasar necesidad. 

Al separarnos de Dios crece el vacío en nosotros. Cada uno lo llena con cosas diferentes: el hijo pródigo lo llenó con alcohol y sexo, sin Amor ni Sacramento. Y cuando alguien hace eso una parte de la sociedad dice que "es un perdido" (y otra le aplaude por el interés que sacan del dinero que cae con él en su caída).

Pero hay otras formas de llenar ese vacío que Dios deja en nosotros que ya no producen escándalo y son también ídolos (una persona a la que convierto en un ídolo ya sea un cantante famoso o mi última pareja definitiva, el deporte, otra afición, el trabajo, etc). ¡Pero lo malo de los ídolos es que no salvan! Y estaremos poniendo la vida en una mentira.

El hijo pródigo tuvo la dicha de arruinarse, o no hubiera vuelto a la casa del padre. Igualmente, ¡si no se mueren nuestros ídolos no podremos encontrarnos con Dios! (Os lo digo yo que se me han muerto unos cuántos, gracias a Dios, para poder llegar a Cristo).

(5) "Fue entonces y se contrató con uno de los ciudadanos de aquel país que lo mandó a sus campos a apacentar cerdos. Deseaba saciarse de las algarrobas que comían los cerdos, pero nadie le daba nada. Recapacitando entonces, se dijo: “Cuántos jornaleros de mi padre tienen abundancia de pan, mientras yo aquí me muero de hambre. Me levantaré, me pondré en camino adonde está mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo: trátame como a uno de tus jornaleros”. "

El hijo pródigo cae lo más abajo que puede caer un hebreo en la escala laboral: cuidando cerdos (impuros para ellos) y sin cobrar. (Eso nos muestra que el pecado al final ni siquiera nos da lo que esperábamos).

Y, cuando estoy hundido en el fondo del pozo, y no puedo salir por mis fuerzas, ya sólo me queda Dios. Y Él hace que nuestra debilidad sea nuestra fuerza porque ese es el flanco de nuestro maltrecho y derrotado ejército que Él cubrirá desde ahora... ¡Nuestra debilidad es una gran oportunidad para que actúe y se manifieste la grandeza y la Gloria de Dios!

(6) Se levantó y vino adonde estaba su padre; cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y se le conmovieron las entrañas; y, echando a correr, se le echó al cuello y lo cubrió de besos. 

El padre le vio venir a lo lejos porque lo esperaba y lo buscaba. ¿Cuántas veces habría salido en vano al borde del camino?...

Dios es ese padre amoroso que sigue esperando cada día a sus hijos apartados al borde del camino...

Le dan igual las ofensas pasadas, le besa y le abraza, y tiene un Amor tan grande que ni le reprocha, ¡sólo le ama! (¡lo mismo que hace Dios en cada confesión!)

¡Dios no se escandaliza por mis pecados! (Ya sabe que los tengo, y mejor que yo) ¡Pero sí se alegra muchísimo si se los doy y me regala Su PAX y el regalo de escribir mi nombre en el Libro de la Vida! ¡No hay nada que podamos hacer hoy mejor que eso!

(7) Su hijo le dijo: “Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo”. 

El hijo suelta su discurso humilde. Sea por interés o por verdadero arrepentimiento; o quizás áquel lleva a éste... ¡Pero se pone ante el padre y lo dice, y estando ante él y siendo abrazado se da cuenta de lo que perdió! (¡Igual pasa en la Confesión, cuando uno es amado y perdonado por Dios, uno puede cambiar de rumbo!)...

(8) "Pero el padre dijo a sus criados: “Sacad enseguida la mejor túnica y vestídsela; ponedle un anillo en la mano y sandalias en los pies; traed el ternero cebado y sacrificadlo; comamos y celebremos un banquete, porque este hijo mío estaba muerto y ha revivido; estaba perdido y lo hemos encontrado”. Y empezaron a celebrar el banquete."

El padre apenas oye sus palabras se deja llevar por el Amor intenso que le abrasa. Sacia primero las necesidades del hijo y le da una fiesta con todo lo mejor. (¡También Dios quiere darnos lo mejor que tiene y nos alimenta con ello si volvemos a Él! ¡Con Su Propio Cuerpo! Para que comiéndolo podamos entrar en Su Grandeza). Ya dijo el Santo Cura de Ars (San Juan María Vianney) que: "No ir a recibir la Comunión es como alguien muriendo de sed al lado de un manantial". (Si no se está en pecado mortal, que sería un sacrilegio, no daría gloria a Dios, y haría mal al que lo recibe).

Que sea pecado mortal no depende de mi opinión o sentimientos, son datos objetivos y claros: como al decir Jesús: "el que mira a una mujer deseándola ya cometió adulterio en su corazón"... ¡Y el adulterio es pecado mortal! (Muy recomendable dárselo cuanto antes a Dios en la Confesión). Y no depende de la ley vigente: el aborto será siempre asesinato a los ojos de Dios, y el divorciado vuelta casar (si su primer matrimonio fue un Sacramento válido) comete adulterio para Dios...

¿Y qué hago si estoy en estas situaciones? ¿Me limito a esperar mi muerte y la condenación eterna? ¡No! ¡Claro que no! ¡¡¡Buscad a Dios que ya os está buscando!!! Y acercaos poco a poco a Él. Hablad con un sacerdote, dadle vuestros pecados a Cristo en la Confesión y comenzad una nueva vida...

No es tan fácil si hay estructuras de pecado, como en los divorciados vueltos a casar. ¡Pero a veces sus matrimonios son nulos y no lo saben! ¡Otras dan auténticos testimonios de Amor y fidelidad a Dios aunque no puedan recibir la Comunión! Yo he tenido la alegría de conocer un caso que tras encontrarse con el Señor comenzaron "conviviendo como hermanos", y meses después la Iglesia declaró que su matrimonio no había existido. Después tuvieron el noviazgo casto que no tuvieron, y finalmente se casaron ante Dios, siendo plenamente conscientes de lo que hacían... ¡Y fue un regalo conocer su historia de Amor!

(9) "Su hijo mayor estaba en el campo. Cuando al volver se acercaba a la casa, oyó la música y la danza, y llamando a uno de los criados, le preguntó qué era aquello. Este le contestó: “Ha vuelto tu hermano; y tu padre ha sacrificado e! ternero cebado, porque lo ha recobrado con salud”. Él se indignó y no quería entrar, pero su padre salió e intentaba persuadirlo. "

El hermano mayor siente envidia de su hermano, y, en el fondo, también de sus pecados y derroches. Y tampoco ama de verdad a su padre. O seguía allí esperando la herencia o le tenía un cariño tibio. Y le tenía mucho más respeto que cariño, porque no le daba su corazón... 

Lo evidente es que su amor no pasa la prueba del retorno de su hermano y del banquete...

El padre sale también a buscar al hijo mayor para que no se aleje. (Es Jesucristo que va a buscar a fariseos y escribas, a los que se creían justos pero les faltaba justo lo que es Dios: ¡el Amor!)

¡Y yo, que he sido hijo pródigo, a veces soy el hermano mayor! Como cuando no confío en que alguien pueda cambiar, y así le juzgo y condeno, como si dependiera de mi hacerlo y no de Dios... ¡Entonces yo también me alejo de Dios! (Y eso lo hago a pesar de ser consciente de mi prodigalidad pasada... ¡Una pena! ¿Cómo no voy a ir mucho a Misa?)

(10) Entonces él respondió a su padre: “Mira: en tantos años como te sirvo, sin desobedecer nunca una orden tuya, a mí nunca me has dado un cabrito para tener un banquete con mis amigos; en cambio, cuando ha venido ese hijo tuyo que se ha comido tus bienes con malas mujeres, le matas el ternero cebado”. 

El hijo mayor no había leído a San Francisco de Sales: "No busques los dones del Señor, busca al Señor de los dones." ¡Y por eso le reprocha no haber tenido su recompensa!

¡Y esto mismo hacemos a veces en la vida espiritual! (Yo el primero): Vamos a la oración y nos ponemos nerviosos si no hay sentimiento y la dejamos. Vemos que nuestro apostolado no tiene éxito, y nos entran dudas y flojera. ¡Dudamos de nosotros mismos! (En esos momentos recuerdo las palabras de la Santa Teresa de Calcuta y me las aplico: "Dios no me ha llamado a tener éxito, Él me ha llamado a ser fiel").

El éxito es un ídolo, incluso en lo que hacemos por Dios, y puede que nos busquemos nosotros y nuestra vanidad, y no a Dios.

(11) "El padre le dijo: “Hijo, tú estás siempre conmigo, y todo lo mío es tuyo; pero era preciso celebrar un banquete y alegrarse, porque este hermano tuyo estaba muerto y ha revivido; estaba perdido y lo hemos encontrado”».

Y aquí me imagino a Dios diciéndonos: ¿Qué más te puedo dar si me he dado a ti entero? ¿Qué puede haber en el universo que valga más que yo? ¡Alégrate por el retorno de tu hermano MUERTO! (Y debería preocuparnos mucho que el Señor use las palabras "perdido" y "muerto" como sinónimas...)

Reflexión: A veces este comentario del Evangelio me da tanta LUX que sólo muestra mis muchas sombras. Y entonces la tentación es: "¿No sería mejor que se lo dejara a alguien más capaz, con más doctrina y más santo?" ... ¡Pero no! ¡Como tarea que creo que viene de Dios y que me llama a realizarla, no cuenta mi capacidad, ni mi sabiduría, ni la santidad que no tengo, ni mi presente, ni mi pasado, ni mi futuro! Sólo cuenta una cosa, como dijo Jaime, en una homilía: ¡Que yo me presente ante el Señor con la humildad de un trozo de barro para que Él pose en mí Sus Divinas manos y trabaje en mí! Porque el Señor trabaja en todos los que se saben barro, pero no quiere hacer nada con los que se ven como hombres de acero brillante y pulido...

+ Oremos porque todos volvamos a la casa del Padre, en especial los más alejados y los que más les cuesta. Y se lo pido al Señor a través de La Madre, de Santa María, la Virgen Poderosa que pisará un día la cabeza de la serpiente, para que vaya así pisando el pecado en nuestras vidas, y nos cubra con su santo manto para no oír las insidias diabólicas ... 

+ Por todas los enfermos de cuerpo, alma y mente... ¡Señor te pido que nos des la Salud completa y nos acojas en Tu Reino cuando venga a visitarnos la hermana muerte! 


¡Feliz y Santo día hermanos! ¡Besos y abrazos  DCOLORES!!!

Pd: Y no olvidéis nunca que cualquier semilla puede ser el origen de un bosque, (si Dios  así lo quiere)... ¡¡¡Esparcid Sus semillas!!! ¡No os las quedéis sólo para vosotros!

Pd: Dedicado con mucho cariño y respeto a todos los hermanos mayores que abandonaron el camino,... ¡Por favor, volved, os necesita un hijo pródigo!

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