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lunes, 21 de marzo de 2022

M 22. "¿no debías tú también tener compasión?" (Mt 18, 21-35):

EVANGELIO DEL MARTES 22.3.2022 AD:

M 22. "¿no debías tú también tener compasión?" (Mt 18, 21-35):


¡Buenos días hermanos! Hoy se nos invita a encontrarnos con Dios en el Santo Evangelio de  Nuestro Señor Jesucristo según San Mateo, (18, 21-35), que habla del perdón que Dios espera que tengamos con los demás para que Él nos pueda perdonar... Y, ¡Cuántas veces dejamos que la semilla del odio crezca en nosotros sin darnos cuenta de que nos destruirá!

Cuando el alma está en lucha parece estar a merced de pasiones, odios y rencores... ¡Y eso sólo es señal de que necesitamos estar más dentro de Dios y dejar que Él nos sane y purifique!

Meditando esto tengo que dar la razón a San Rafael Arnaiz y hacer mías sus palabras: "Si tú que conoces a Dios eres como eres, ¿cómo quieres que sean los que no le conocen?" (¡Y me sorprende que no esté todo mucho peor!).

No conocer a Dios es un drama. Y conocerlo y no frecuentarlo un disparate y un suicidio del alma...

Pidamos ayuda al Señor para poder perdonar siempre, y vamos al Evangelio de la mano del Señor: ¡¡¡Ven Espíritu Santo!!! ¡¡¡Ven Espíritu Creador!!!:

(1) "EN aquel tiempo, acercándose Pedro a Jesús le preguntó: «Señor, si mi hermano me ofende, ¿cuántas veces tengo que perdonarlo? ¿Hasta siete veces?». (2) Jesús le contesta: «No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete. (3) Por esto, se parece el reino de los cielos a un rey que quiso ajustar las cuentas con sus criados. Al empezar a ajustarlas, le presentaron uno que debía diez mil talentos. Como no tenía con qué pagar, el señor mandó que lo vendieran a él con su mujer y sus hijos y todas sus posesiones, y que pagara así. El criado, arrojándose a sus pies, le suplicaba diciendo: “Ten paciencia conmigo y te lo pagaré todo”. Se compadeció el señor de aquel criado y lo dejó marchar, perdonándole la deuda. (4) Pero al salir, el criado aquel encontró a uno de sus compañeros que le debía cien denarios y, agarrándolo, lo estrangulaba diciendo: “Págame lo que me debes”. El compañero, arrojándose a sus pies, le rogaba diciendo: “Ten paciencia conmigo y te lo pagaré”. Pero él se negó y fue y lo metió en la cárcel hasta que pagara lo que debía. Sus compañeros, al ver lo ocurrido, quedaron consternados y fueron a contarle a su señor todo lo sucedido. (5) Entonces el señor lo llamó y le dijo: “¡Siervo malvado! Toda aquella deuda te la perdoné porque me lo pediste. ¿No debías tú también tener compasión de tu compañero, como yo tuve compasión de ti?”. Y el señor, indignado, lo entregó a los verdugos hasta que pagara toda la deuda. Lo mismo hará con vosotros mi Padre celestial, si cada cual no perdona de corazón a su hermano».

(1) "EN aquel tiempo, acercándose Pedro a Jesús le preguntó: «Señor, si mi hermano me ofende, ¿cuántas veces tengo que perdonarlo? ¿Hasta siete veces?».

San Pedro, (como a todos) le cuesta perdonar, y propone siete veces como un límite máximo aceptable para perdonar.

Y aunque el siete es el número que indica perfección para los hebreos, en mi opinión, para Pedro, perdonar más de siete veces era exagerar y ya podíamos estar muy satisfechos haciéndolo... (Pero, así pensamos nosotros... ¿Y Dios?).

(2) "Jesús le contesta: «No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete."

¡Pero Dios va mucho más allá! Y con el 70 veces 7, Jesucristo no se refiere que perdone 490 veces y a la 491 ya se le puede guardar rencor... ¡Quiere decir que hay que perdonar siempre! Y se lo explica con una parábola muy aclaratoria...

(3) "Por esto, se parece el reino de los cielos a un rey que quiso ajustar las cuentas con sus criados. Al empezar a ajustarlas, le presentaron uno que debía diez mil talentos. Como no tenía con qué pagar, el señor mandó que lo vendieran a él con su mujer y sus hijos y todas sus posesiones, y que pagara así. El criado, arrojándose a sus pies, le suplicaba diciendo: “Ten paciencia conmigo y te lo pagaré todo”. Se compadeció el señor de aquel criado y lo dejó marchar, perdonándole la deuda."

El Rey de la parábola es el Señor, y ya dice el Credo que: "ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos". Así que conviene recordar que le rendiremos cuentas algún día...

Pero aquí el Maestro, no se refiere ni al Juicio Final, ni al Particular, sino a los muchos pecados que nos perdona en vida: ¡Esos son los 10.000 talentos!

Y el hombre deudor pide perdón y paciencia con su inmensa deuda (es imagen del pecador que EN VIDA y consciente de sus muchos pecados acude a la Misericordia de Dios para evitar la condena eterna)...

Y el Rey (que es Dios): "lo dejó marchar, perdonándole la deuda."... ¡Atención! No le fracciona el pago, ni le alarga el plazo, ni le dice que le de algo a cambio: ¡le perdona la deuda! ¡Totalmente! Y aquí vemos que la Misericordia de Dios va mucho más allá de nuestras expectativas...

Dios perdona de golpe cosas que ni nosotros nos perdonamos. Y si Dios me perdona yo debo perdonarme. No hacerlo es menospreciar la Misericordia de Dios; y soberbia, porque me siento mal por no haber sabido actuar o por haber fallado, y no por haber ofendido a Dios.

Y pedir Su perdón en la Confesión y aceptarlo es la humildad que Dios quiere de nosotros). Que yo lo comprenda no significa que lo consiga siempre... ¡desgraciadamente!

Pero así dejamos este punto: que cuenta la historia de un pecador que pide perdón a Dios, y confiesa sus pecados y sale completamente perdonado...

(4) "Pero al salir, el criado aquel encontró a uno de sus compañeros que le debía cien denarios y, agarrándolo, lo estrangulaba diciendo: “Págame lo que me debes”. El compañero, arrojándose a sus pies, le rogaba diciendo: “Ten paciencia conmigo y te lo pagaré”. Pero él se negó y fue y lo metió en la cárcel hasta que pagara lo que debía. Sus compañeros, al ver lo ocurrido, quedaron consternados y fueron a contarle a su señor todo lo sucedido."

El perdonado se encuentra con un otro que le debe sólo cien denarios. Se los exige sin Misericordia, le trata con violencia y le encarcela.

Damos por hecho que nos merecemos el perdón de Dios, pero no tratamos con igual generosidad los defectos ajenos que los propios... ¡Y les condenamos! (Y por esa condena seremos condenados).

Y actuamos como el protagonista, si tras confesarnos salimos de la Iglesia y cerramos nuestro corazón a la Misericordia; y negamos a los demás la misma Misericordia que hacía poco tiempo suplicábamos a Dios... ¡Y así nuestro corazón se va endureciendo, y hace imposible incluso que podamos rezar el "Padre Nuestro". Porque si no perdonados cómo vamos a decir: "perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden"...

Pero ¿y si no puedo perdonar? ¿Y si tengo el corazón herido y no puedo pensar en una persona sin recordar todo el mal que me ha hecho a mí o a otros? Pues entonces hay que recordar frases de La Biblia como: "Misericordia quiero y no sacrificios", o "rasgad vuestros corazones y no vuestras vestiduras"... y tras ver el camino a seguir, y no teniendo fuerzas para hacerlo por nosotros mismos, sólo nos queda acudir a la oración y pedir a Dios fuerzas para perdonar y Amar, y rezar por la conversión de los que tanto daño nos han hecho...

Recuerdo una vez que estaba en la capilla de noche. acababa de morir un político español que en la Guerra Civil mandó asesinar miles de personas (por "crímenes" como ser católicos, militares o Guardias Civiles, etc.). Y pensé que si no me hubiera cogido el evento después de mi Conversión habría festejado su muerte... (¡Así de triste soy, pero eso pensé!). Y le di las gracias a Dios por no alegrarme por su muerte...

¡Pero eso no bastaba! Y sentí que Dios me pedía rezar por su alma. Y todo mi interior se rebeló y se alteró, y dije: "¡Señor, no me pidas eso!" ¡Pero lo hice! Me puse de rodillas ante el Sagrario, abrí las palmas de las manos hacia el Cielo, y comencé a rezar por su alma, las mismas oraciones que rezaban los que él mandó matar: "Padre Nuestro, que estás en los Cielos...". ¡Y seguí rezando! Y fue como si una lluvia de Gracia cayera del Cielo inundándome, comenzando en la cabeza, hasta cubrirme por entero. Ese día terminaron décadas de odio o desprecio por él, (Dios le tenga en Su Gloria). ¡Y esa noche el Señor me sanó, porque el rencor es el veneno que uno bebe por odio a otro...

(5) "Entonces el señor lo llamó y le dijo: “¡Siervo malvado! Toda aquella deuda te la perdoné porque me lo pediste. ¿No debías tú también tener compasión de tu compañero, como yo tuve compasión de ti?”. Y el señor, indignado, lo entregó a los verdugos hasta que pagara toda la deuda. Lo mismo hará con vosotros mi Padre celestial, si cada cual no perdona de corazón a su hermano»."

Y al enterarse el Rey se indigna de ese inmisericorde que no perdonó 100, cuando él le había perdonado 10.000. Y le reprocha su falta de compasión y le condenó hasta que pagara su deuda...

El problema es que esa deuda es impagable (y más estando en la cárcel). ¡Así que parece un castigo perpetuo! (Al que el Rey no condena realmente, si no que juzga con la ley que él juzgó)...

Y para que no haya dudas sale de la parábola a la realidad y dice que Dios también juzgará sin compasión al que "no perdona de corazón a su hermano".

Reflexión: Hay quien dice que "perdona pero no olvida". ¿Puede haber perdón si sigo recordando la deuda? En principio Sí, si no albergo ningún sentimiento negativo al recordar...

Pero la frase mencionada encierra más de lo que dice, y la gente quiere decir: "le perdono porque tengo que perdonarle, pero le tengo un asco que no se me irá y si le pasa una desgracia me alegraré". ¿Es eso perdonar de corazón al hermano? El perdón de verdad es el que olvida (o al menos se esfuerza en olvidar)...

Que bonito sería poder hoy, de una vez para siempre: ¡Perdonar! ¡Olvidar! ¡Amar! A todos los que tenemos rencor o resquemores, ¡A los que nos han hecho daño! ¡Y peor aún! ¡También a los que han hecho daño a los que queremos! ¡Y, si no podemos, podemos buscar la fuerza en Dios, que no nos pide cosas imposibles y que nos capacitará para hacerlo!

+ Y esta es la oración que os invito a hacer hoy: ¡Qué el Señor nos ayude a perdonar para que podamos ser perdonados por Él! Y para que nos perdonen todos los que hemos dañado... ¡Qué generalmente son los que más nos han querido!

+Y también para que el Señor les conceda el don de la conversión y de la perseverancia final a todos los que habéis leído alguna vez o compartís esta reflexión. ¡Muchas gracias por vuestro cariño e interés y qué Dios os bendiga a vosotros y a vuestras familias! ¡Vosotros hacéis posible que este humilde comentario del Evangelio se extienda! (Y esta es mi forma de daros las gracias por las casi 190.700 visitas a las que estamos a punto de llegar).

+Pero sobre todo muchas gracias a Dios, porque si el Señor no construye la casa en vano se afanan los albañiles. ¡A Él todo Honor y toda Gloria, por los siglos de los siglos, y aún después de todo tiempo! ¡Amén!


+ Por todos los enfermos. Por todo el personal sanitario y sus familiares que cuidan sus cuerpos; y por los sacerdotes que cuidan sus almas... ¡Porque el Señor les de fuerzas, LUX y PAX en estos difíciles momentos! ¡Amén!

Tras 770 días sigue el Libro del Sirácida o Eclesiástico. Hoy 32, 11:

"Levántate a tiempo y no te retrases,
corre a tu casa y no callejees."

¡Feliz y Santo día hermanos! ¡Besos y abrazos  DCOLORES!!!


Pd: Y no olvidéis nunca que cualquier semilla puede ser el origen de un bosque, (si Dios  así lo quiere)... ¡¡¡Esparcid Sus semillas!!! ¡No os las quedéis sólo para vosotros!


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