EVANGELIO DEL MIÉRCOLES 26.7.2023 AD:
X 26: "Huyendo de zarzas, pajarracos y piedras..." (Mt 13, 1-9):
¡¡¡Buenos días hermanos!!! Se nos invita a estar con Dios en el Santo Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo según San Mateo (13, 1-9), que nos presenta "La parábola del sembrador", pero como viene sin la explicación que les dará el Señor después, yo la completo con Lc 8, 4-15, y así entenderemos mejor este riquísimo Evangelio, explicado enteramente por las palabras del Maestro...
Vamos a imaginar que tenemos dos espejos capaces de reflejar la sabiduría, y que por unos de ellos pudiéramos ver las palabras que salen de la boca del Señor, y según toman contacto con el aire pudiéramos verlas: semillas, pájaros, zarzas; y que por el otro, pudiéramos ir viendo lo que significan. ¡Pues haceremos eso con el Evangelio de hoy! Y vamos a contemplar, punto por punto, primero las imágenes y después, acto seguido, su significado... ¡Qué el Espíritu Santo nos dé Su LUX para poderlo comprender y hacer vida! ¡¡¡Ven Espíritu Santo!!! ¡¡¡Ven Espíritu Creador!!!
(1) "Aquel día salió Jesús de casa y se sentó junto al lago. Acudió tanta gente, que tuvo que subirse a una barca; se sentó, y la gente se quedó de pie en la orilla. (2) Les habló mucho rato en parábolas: (3) «Salió el sembrador a sembrar. (4) Al sembrar, un poco cayó al borde del camino; vinieron los pájaros y se lo comieron. (5) Otro poco cayó en terreno pedregoso, donde apenas tenía tierra; como la tierra no era profunda, brotó en seguida; pero, en cuanto salió el sol. se abrasó, y por falta de raíz se secó. (6) Otro poco cayó entre zarzas, que crecieron y lo ahogaron. (7) El resto cayó en tierra buena y dio grano: unos ciento, otros sesenta, otros treinta. (8) El que tenga oídos, que oiga.»
(1) "Aquel día, salió Jesús de casa y se sentó junto al lago. Y acudió a él tanta gente que tuvo que subirse a una barca; se sentó, y la gente quedó de pie en la orilla."
Así crece y se extiende la Palabra de Dios, desde el principio: por invitación y atracción. Respetando la libertad del que la recibe, y sus tiempos... ¡Aunque duele mucho ver la falta de progresos y los retrocesos! (Propios y ajenos)...
Nos duele por nuestra falta de Fe y de confianza en el Señor, y por falta de memoria. Y conviene recordar: "Si Dios ha conseguido atraer a un pecador como yo, con lo perdido que estaba... ¡Cómo no va a ser capaz de salvar y atraer a cualquiera!"
Jesús camina y predica y muchos se le unen. Va a más sitios y más se le unen. Y hoy, en cuanto sale de casa y va al lago el gentío le rodea por completo, tanto es así que debe subir a una barca para poder predicar...
Y es en esa multitudinaria mezcolanza de curiosos, discípulos, apóstoles, recién convertidos y veteranos, se desarrolla la enseñanza de hoy... ¡y a ellos va dirigida! ¡A ellos y a nosotros! (Como veis cabemos en cualquiera de estos grupos, seamos como seamos...).
(2) "Les habló mucho rato en parábolas:"
¿Por qué nos habla en parábolas? ¿No es más sencillo que nos hable directamente y nos diga que nos quiere decir? ¡Pues eso es lo que hace el Maestro, y por eso usa la parábola, que es un género que pueden leerlo personas con muy distinto nivel espiritual, y a cada uno le ayudará según su situación particular en el momento de leerlo, y enriquecerá su entendimiento...
Tanto es así, que incluso leyéndolas mil veces nos dirá cosas distintas, y sí es verdad que las palabras escritas son las mismas, el alma que las acoge no está en el mismo estado cada vez; y además, la Palabra de Dios es viva y eficaz y capaz de enriquecer cada alma con los auxilios que necesita en ese momento. ¡Y así, poco a poco, va trabajando en nosotros y conformándonos con ella!
No podemos acercarnos al Evangelio diciendo: "¡Esto ya me lo sé!" ¡Porque no se trata de saber ni conocer, si no de ver como me ayuda esta Palabra a seguir adelante en el camino hacia Dios, ver como puedo hacerla vida o como me ayuda a crecer, o sólo a descansar en ella y compartir tiempo con Dios... ¡Esta es la clave!
Las novelas no solemos leerlas dos veces... ¡Pero el Evangelio podemos leerlo mil veces y siempre nos seguirá acercando un poco más al Señor, y hará maravillas en nuestro interior!
(3) "Salió el sembrador a sembrar."
Y aquí comienza el juego de espejos: Vemos un sembrador de rostro curtido, tez morena, ojos limpios y bondadosos, manos fuertes... Camina entre los surcos que aró previamente con su esfuerzo, mete la mano en el saco y va sacando con delicadeza y cariño puñados de semillas que lanza al aire añorando ya las nuevas plantas que crecerán... ¡Porque las ama! ¡Igual que ama viento, tierra, sol, lluvia, heladas...!
Y, tras ver el primer espejo, veamos que imágenes aparecen en el segundo espejo: ¡Vemos a Dios sembrando Su Palabra! Y a Dios sólo podemos verle Encarnado, así que la segunda imagen es Cristo hablando a las multitudes desde su barca. ¡Una imagen preciosa que nos permite entender el significado de esta primera frase de la parábola!
Luego la semilla de la que habla es la Palabra de Dios. Y toda la parábola gira en torno a ella, a los problemas que hay para poder recibirla, (unos reales y otros meras excusas); y también, nos muestra que crece (y que, por tanto, es posible dejarla crecer en nosotros). ¡Y que si crece siempre da frutos! ¡Más o menos, pero siempre da frutos!
El sembrador es todo el que la siembra: ¡El Primero es Dios! Y sin Él no hay semilla, ni siembra, ni más sembradores, ni pájaros, ni zarzas, ni nada... ¡Porque Dios es Creador de todo y todo sigue existiendo en Dios, y no hay nada fuera de Él!
Y Dios creó pájaros y zarzas; pero las zarzas que creó Dios no tenían espinas, ni creó pajarracos... ¡Las espinas y convertirse en pajarracos y no en armoniosas aves fue resultado del pecado y no fue nunca querido por Dios! ¡Dios lo que hace es intentar hacer ver a los pajarracos que pueden ser bellas aves, y que comer carroña no es para lo que han sido creados! Y luego acepta nuestra libertad... Y según hayamos muerto como ave o pajarraco, así nos quedaremos para siempre...
Y si salió el sembrador a sembrar la Palabra de Dios, es que la Palabra de Dios ya está sembrada, y por eso podemos recibirla.
Pero como no ha llegado a todos necesita más sembradores que la extiendan por todos los países del mundo. (Y aprovecho para dar las gracias a Dios, por los que leen este blog fuera de España, y que me muestra la catolicidad de nuestra Iglesia: EEUU, México, Alemania, Francia, Portugal, Emiratos Árabes, República Dominicana, Perú, Argentina, Chile, Colombia, Ucrania, Uruguay, Rusia, Isla Mauricio,... etc... Siento no poder ofreceros más que mi pequeñez, que sé que no es un obstáculo para Dios, y en medio de mis errores puede brillar Su Grandeza, ¡O hacerla destacar aún más! ¡Ojalá que cada uno que leéis esta reflexión tengáis la generosidad de compartir la Palabra de Dios con los alejados! Y es que, como repito día tras día, cada pequeña semilla puede ser el origen de un bosque, si Dios lo quiere... ¡Qué el Señor, bendiga cada una de las pequeñas semillas que ponemos en el camino y purifique el Amor con que lo hacemos! (¡Gracias por leer con cariño este humilde blog, y gracias por ayudar a difundir la Palabra de Dios! ¡Que Dios os bendiga siempre!)
(4) "Al sembrar, un poco cayó al borde del camino; vinieron los pájaros y se lo comieron. "
Y aquí vemos como a veces el Amor nos hace sentir dolor, y esas semillas que el sembrador lanzó al aire para ver convertidas en plantas llenas de vida, sucumben presa de unos ávidos pájaros... ¡Estaban demasiado cerca del camino y no han encontrado tierra fértil que las acogiera! Y en un duro terreno se secarán al sol o serán comidas por pájaros oportunistas...
Pero vamos deprisa a mirar el segundo espejo a ver que quiere decirnos el Señor con esta parábola:
Aquí los pájaros son primero el diablo, y luego sus ayudantes. Y para ser un sembrador del diablo no es preciso consagrarse a él, ni darle culto consciente, sólo hay que ir arrebatando la Palabra de Dios, y ahogando en mí y en los demás las semillas de Amor y de Esperanza que Dios pone en sus corazones...
¡Cuántos años he sido yo sembrador del diablo! ¡Cuántas semillas he ahogado y pisoteado! ¡Cuántos errores puede uno cometer sin creerse malo cuando está lejos de Dios! Yo también pensaba que por robar y no matar era bueno... ¡Y que equivocado estaba! Desde luego con esta mentalidad hubiera cometido el único error que no podemos cometer en esta vida: ¡¡¡El de no ser santos!!!
Pero una pregunta, ¿Dios siembra en el borde? ¿Hace eso el Único Perfecto y Santo? ¡NO! ¡Nosotros ponemos la Palabra de Dios en el borde de nuestra alma, para que no arraigue! Y no dejamos que arraigue en nuestro corazón. ¡Porque la palabra de Dios molesta y no nos deja adorar ídolos! (Los ídolos de hoy son: dinero, egoísmo, pornografía, soberbia, el sexo separado de un Amor para siempre y bendecido por Dios en el sagrado e indisoluble vínculo del matrimonio, la vanidad, la fama que llevar a vivir para los demás y no para Dios... ¡son tantos los ídolos que podemos hacernos que no cabrían en mil mensajes! Pero todos nos alejan de Dios, e intentan (sin conseguirlo) llenar el vacío que tenemos en nosotros cuando no vivimos en Cristo. Decía San Agustín: "Nos has creado Señor para Ti, y nuestra alma estará inquieta mientras no descanse en Ti...")
De nosotros depende coger la Palabra de Dios y no ponerla al borde, sino recogerla como Santa María en nuestro corazón y meditarla dentro. ¡Porque Dios la siembra siempre bien!
(5) "Otro poco cayó en terreno pedregoso, donde apenas tenía tierra, y, como la tierra no era profunda, brotó en seguida; pero, en cuanto salió el sol, se abrasó y por falta de raíz se secó."
Y la siguiente imagen nos muestra que no sólo las semillas que cayeron al borde del camino serán infecundas, y habrá otro tipo de dolor que sufrirá el sembrador, que además de ver como algunas semillas son devoradas por los pájaros, tendrá que sufrir el de la desilusión de ver semillas que parecen que van a crecer porque brotan enseguida, pero terminarán siendo abrasadas por el sol... ¡A estas las pierde cuando ya le ha dado tiempo de cogerles cariño! ¡Aún más doloroso!
¡Yo siempre fui un terreno pedregoso! Iba de niño a Misa y recibía la Palabra con alegría. Disfrutaba con mis amigos de catequesis y confirmación, y en las excursiones o convivencias que hacíamos a la Sierra de Madrid. ¡Pero con la adolescencia deserté! ¿Por qué? Pues porque no estaba Gracia, y no me confesaba y no podía recibir al Señor. ¡Y sin Comunión la vida Espiritual es casi imposible! Decía San Juan María Vianney, "el Santo Cura de Ars": "No ir a recibir la Comunión es como alguien muriendo de sed al lado de un manantial." (Una imagen muy rica. Imaginadla con este juego de espejos: Estás sentado en la Iglesia y llega el momento de la Comunión y no vas a recibirla, porque no te has querido arrepentir, confesarte y comenzar de nuevo... ¡Porque has creído al diablo y has visto un regalo como una tortura! Pero la realidad es la imagen del espejo: ¡El alma está muriendo de sed! Y, estando al lado de la fuente de la Gracia no le dais de beber... ¡Pues eso hice yo durante décadas! Y sin el agua de la Gracia no hay semilla que crezca...).
Tras mi conversión, un bendito 24 de abril de 2011, sobre las 7 de la tarde, me fui dando cuenta de que necesitaba beber del agua de la Gracia de Dios todos los días, o las semillas se secaban. y no quería perder esa PAX que por primera vez había sentido...
Y es mucho más fácil enderezar el árbol joven que el viejo. Así que es mejor combatir los vicios y abrazar las virtudes con 10, 14 o 17, que con 41 o 50. ¡Cuánto antes mejor! ¡Pero para Dios no hay nada imposible y Él puede transformar nuestro desierto pedregoso en una tierra en la que crezcan semillas y frutos! ¿No te lo crees? ¡Pues es cierto! ¿Acaso Dios, que te creó, no te va a poder cambiar y sanar?
¡Sí! ¡Dios sólo ha creado tierra fértil y con Su Gracia podemos quitar las piedras que no nos dejan dar fruto!
Pero vamos a ver como explica esta parte de la parábola el Maestro en el Evangelio según San Lucas: "Los del terreno pedregoso son los que, al escucharla, reciben la palabra con alegría, pero no tienen raíz; son los que por algún tiempo creen, pero en el momento de la prueba fallan."
Así que ¡atención! ¡Dice el Señor que habrá pruebas y que puede que caigamos y nos perdamos para siempre! Y dice el Antiguo Testamento: "Si decides servir a Dios preparate para la prueba"... (Y para perseverar y superar la prueba sólo puede hacerse estando dentro del Señor, y contando con Su Gracia. Si llevamos una vida de oración y Sacramentos, debemos confiar en el Señor y saber que Él siempre es fiel y no nos abandonará...)
(6) "Otro poco cayó entre zarzas, que crecieron y lo ahogaron."
Aún no terminan los sufrimientos para el sembrador, aún verá como otras semillas crecen, pero terminan ahogadas por unas zarzas... ¡Pobrecillas y pobrecillo!
Pero vamos al segundo espejo y miremos la sabiduría de estas palabras:
Si los pájaros eran el demonio y los suyos, las zarzas son las voces del mundo y la carne. Todo lo que nos distrae de lo único importante en esta vida. ¿Y qué es lo único importante en esta vida? ¡Lo que seguirá siendo importante cuando hayamos muerto!
Tras pasar la puerta de la muerte nos daremos cuenta de que lo malo de los ídolos es que el tiempo que invertimos en ellos es estéril, porque los ídolos no nos ayudarán en la Vida Eterna. Allí no nos llevaremos jacuzzi, coche, ni casa... ¡Ni siquiera las cómodas zapatillas de estar por casa! Y todo el dinero que hayamos amasado y en el que pusimos nuestra seguridad, se quedará en la tierra... (en la que, por cierto, ni siquiera tenemos asegurado su valor, y cualquier corralito financiero nos dejará sin él. ¡Y es que los ídolos no son consistentes!). Tampoco nos llevaremos a esa persona que entregamos nuestro corazón, y que pusimos en la cúspide de nuestra vida, y que también morirán cuando les toque... (Aquí la diferencia será que si nos casamos con ella ante Dios, habrá sido nuestro camino de santificación; y si no, nos habrá alejado para siempre de Él)...
¡Cuántas zarzas hay aún en nuestra vida! (¡Al menos en la mía!) Pero estoy seguro de que si no las riego, y las voy arrancando, al final, por Gracia de Dios, mi tierra podrá dar el fruto que el Señor espera... (¡Porque Dios espera que todos demos fruto!).
Prefiero escuchar las Palabras de Jesús explicando esta línea: "Lo que cayó entre zarzas son los que escuchan, pero, con los afanes y riquezas y placeres de la vida, se van ahogando y no maduran."
¡O sea, que ellos sí escucharon la Palabra de Dios! Pero por desgraciada la cambiaron por sus afanes, riquezas o placeres... ¡Hay negocios ruinosos, y de todos ellos este es el peor!
(7) "El resto cayó en tierra buena y dio grano: unos, ciento; otros, sesenta; otros, treinta. "
Y la imagen final es la alegría del sembrador con todas las plantas que caen en tierra buena y dan cada una grano, diferente en cada una, pero todas son fecundas...
Y aquí el Señor me viene a decir que no me he equivocado en algunas cosas que he dicho...
¡Hay que tener un corazón noble y generoso! Y eso suele tenerse de joven. ¡Después la vida lo endurece cuando nos pasa por encima! Así que, por favor, si eres joven: ¡ahora es el momento! Apártate de las zarzas, no pongas la Palabra de Dios al borde del camino, para que no se la lleve el diablo; sino escúchala y guárdala en tu corazón, y deja que crezca un árbol grande que de sombra a tu vida, aún en el peor desierto... ¡Ahora es el momento!
También en que Dios no siembra jamás en tierra mala y que si con un corazón noble y generoso oímos la Palabra de Dios y la guardamos bien (sin ocultarla de nuestra vista) y perseveramos daremos fruto. ¡Y siempre daremos ciento por uno!
Decía Sebastián Gayá: si aceptamos la Palabra de Dios somos como una piedra que cae en un estanque y hace ondas, y en esas ondas hacemos llegar la Palabra de Dios a otros, que si la aceptan y la guardan en su corazón comienzan a su vez a irradiar sus propias ondas... ¡Así se difunde la Palabra de Dios! Y puede valerse del más insignificante y pecador para dar frutos, si se convierte y persevera, si se aleja de pájaros y zarzas...
Pero prefiero que nos quedemos con las palabras del Señor: "Los de la tierra buena son los que con un corazón noble y generoso escuchan la palabra, la guardan y dan fruto perseverando."
(8) "El que tenga oídos que oiga.» "
Así pues, ¡usemos nuestros sentidos para oír la enseñanza de hoy! Y quiera Dios que pase por nuestro cerebro y llegue a nuestro corazón, y allí se asiente y de frutos de perseverancia y santidad para mayor Gloria de Dios... ¡¡¡Bendito sea siempre!!!
+Oremos porque el Señor nos dé el don de la Sabiduría, pero no para nosotros, sino para difundir la Palabra de Dios y servir a los demás. Y porque nos ayude a poner Su Palabra en un lugar del corazón donde no pueda llegar el diablo, ni las zarzas puedan ahogarla. ¡Y porque nuestro terreno tenga cada vez menos zarzas!
+ Y porque los que ahora podemos estar al borde del camino, con un terreno pedregoso o entre zarzas, nos demos cuenta de que el Creador bien puede recrear sus terrenos y hacer nuevas en ellos todas las cosas. ¡Porque el sembrador no quiere que muramos sin dar fruto!
Pd: Y no olvidéis nunca que cualquier semilla puede ser el origen de un bosque, (si Dios así lo quiere)... ¡¡¡Esparcid Sus semillas!!! ¡No os las quedéis sólo para vosotros!
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Vamos a imaginar que tenemos dos espejos capaces de reflejar la sabiduría, y que por unos de ellos pudiéramos ver las palabras que salen de la boca del Señor, y según toman contacto con el aire pudiéramos verlas: semillas, pájaros, zarzas; y que por el otro, pudiéramos ir viendo lo que significan. ¡Pues haceremos eso con el Evangelio de hoy! Y vamos a contemplar, punto por punto, primero las imágenes y después, acto seguido, su significado... ¡Qué el Espíritu Santo nos dé Su LUX para poderlo comprender y hacer vida! ¡¡¡Ven Espíritu Santo!!! ¡¡¡Ven Espíritu Creador!!!
(1) "Aquel día salió Jesús de casa y se sentó junto al lago. Acudió tanta gente, que tuvo que subirse a una barca; se sentó, y la gente se quedó de pie en la orilla. (2) Les habló mucho rato en parábolas: (3) «Salió el sembrador a sembrar. (4) Al sembrar, un poco cayó al borde del camino; vinieron los pájaros y se lo comieron. (5) Otro poco cayó en terreno pedregoso, donde apenas tenía tierra; como la tierra no era profunda, brotó en seguida; pero, en cuanto salió el sol. se abrasó, y por falta de raíz se secó. (6) Otro poco cayó entre zarzas, que crecieron y lo ahogaron. (7) El resto cayó en tierra buena y dio grano: unos ciento, otros sesenta, otros treinta. (8) El que tenga oídos, que oiga.»
(1) "Aquel día, salió Jesús de casa y se sentó junto al lago. Y acudió a él tanta gente que tuvo que subirse a una barca; se sentó, y la gente quedó de pie en la orilla."
Así crece y se extiende la Palabra de Dios, desde el principio: por invitación y atracción. Respetando la libertad del que la recibe, y sus tiempos... ¡Aunque duele mucho ver la falta de progresos y los retrocesos! (Propios y ajenos)...
Nos duele por nuestra falta de Fe y de confianza en el Señor, y por falta de memoria. Y conviene recordar: "Si Dios ha conseguido atraer a un pecador como yo, con lo perdido que estaba... ¡Cómo no va a ser capaz de salvar y atraer a cualquiera!"
Jesús camina y predica y muchos se le unen. Va a más sitios y más se le unen. Y hoy, en cuanto sale de casa y va al lago el gentío le rodea por completo, tanto es así que debe subir a una barca para poder predicar...
Y es en esa multitudinaria mezcolanza de curiosos, discípulos, apóstoles, recién convertidos y veteranos, se desarrolla la enseñanza de hoy... ¡y a ellos va dirigida! ¡A ellos y a nosotros! (Como veis cabemos en cualquiera de estos grupos, seamos como seamos...).
(2) "Les habló mucho rato en parábolas:"
¿Por qué nos habla en parábolas? ¿No es más sencillo que nos hable directamente y nos diga que nos quiere decir? ¡Pues eso es lo que hace el Maestro, y por eso usa la parábola, que es un género que pueden leerlo personas con muy distinto nivel espiritual, y a cada uno le ayudará según su situación particular en el momento de leerlo, y enriquecerá su entendimiento...
Tanto es así, que incluso leyéndolas mil veces nos dirá cosas distintas, y sí es verdad que las palabras escritas son las mismas, el alma que las acoge no está en el mismo estado cada vez; y además, la Palabra de Dios es viva y eficaz y capaz de enriquecer cada alma con los auxilios que necesita en ese momento. ¡Y así, poco a poco, va trabajando en nosotros y conformándonos con ella!
No podemos acercarnos al Evangelio diciendo: "¡Esto ya me lo sé!" ¡Porque no se trata de saber ni conocer, si no de ver como me ayuda esta Palabra a seguir adelante en el camino hacia Dios, ver como puedo hacerla vida o como me ayuda a crecer, o sólo a descansar en ella y compartir tiempo con Dios... ¡Esta es la clave!
Las novelas no solemos leerlas dos veces... ¡Pero el Evangelio podemos leerlo mil veces y siempre nos seguirá acercando un poco más al Señor, y hará maravillas en nuestro interior!
(3) "Salió el sembrador a sembrar."
Y aquí comienza el juego de espejos: Vemos un sembrador de rostro curtido, tez morena, ojos limpios y bondadosos, manos fuertes... Camina entre los surcos que aró previamente con su esfuerzo, mete la mano en el saco y va sacando con delicadeza y cariño puñados de semillas que lanza al aire añorando ya las nuevas plantas que crecerán... ¡Porque las ama! ¡Igual que ama viento, tierra, sol, lluvia, heladas...!
Y, tras ver el primer espejo, veamos que imágenes aparecen en el segundo espejo: ¡Vemos a Dios sembrando Su Palabra! Y a Dios sólo podemos verle Encarnado, así que la segunda imagen es Cristo hablando a las multitudes desde su barca. ¡Una imagen preciosa que nos permite entender el significado de esta primera frase de la parábola!
Luego la semilla de la que habla es la Palabra de Dios. Y toda la parábola gira en torno a ella, a los problemas que hay para poder recibirla, (unos reales y otros meras excusas); y también, nos muestra que crece (y que, por tanto, es posible dejarla crecer en nosotros). ¡Y que si crece siempre da frutos! ¡Más o menos, pero siempre da frutos!
El sembrador es todo el que la siembra: ¡El Primero es Dios! Y sin Él no hay semilla, ni siembra, ni más sembradores, ni pájaros, ni zarzas, ni nada... ¡Porque Dios es Creador de todo y todo sigue existiendo en Dios, y no hay nada fuera de Él!
Y Dios creó pájaros y zarzas; pero las zarzas que creó Dios no tenían espinas, ni creó pajarracos... ¡Las espinas y convertirse en pajarracos y no en armoniosas aves fue resultado del pecado y no fue nunca querido por Dios! ¡Dios lo que hace es intentar hacer ver a los pajarracos que pueden ser bellas aves, y que comer carroña no es para lo que han sido creados! Y luego acepta nuestra libertad... Y según hayamos muerto como ave o pajarraco, así nos quedaremos para siempre...
Y si salió el sembrador a sembrar la Palabra de Dios, es que la Palabra de Dios ya está sembrada, y por eso podemos recibirla.
Pero como no ha llegado a todos necesita más sembradores que la extiendan por todos los países del mundo. (Y aprovecho para dar las gracias a Dios, por los que leen este blog fuera de España, y que me muestra la catolicidad de nuestra Iglesia: EEUU, México, Alemania, Francia, Portugal, Emiratos Árabes, República Dominicana, Perú, Argentina, Chile, Colombia, Ucrania, Uruguay, Rusia, Isla Mauricio,... etc... Siento no poder ofreceros más que mi pequeñez, que sé que no es un obstáculo para Dios, y en medio de mis errores puede brillar Su Grandeza, ¡O hacerla destacar aún más! ¡Ojalá que cada uno que leéis esta reflexión tengáis la generosidad de compartir la Palabra de Dios con los alejados! Y es que, como repito día tras día, cada pequeña semilla puede ser el origen de un bosque, si Dios lo quiere... ¡Qué el Señor, bendiga cada una de las pequeñas semillas que ponemos en el camino y purifique el Amor con que lo hacemos! (¡Gracias por leer con cariño este humilde blog, y gracias por ayudar a difundir la Palabra de Dios! ¡Que Dios os bendiga siempre!)
(4) "Al sembrar, un poco cayó al borde del camino; vinieron los pájaros y se lo comieron. "
Y aquí vemos como a veces el Amor nos hace sentir dolor, y esas semillas que el sembrador lanzó al aire para ver convertidas en plantas llenas de vida, sucumben presa de unos ávidos pájaros... ¡Estaban demasiado cerca del camino y no han encontrado tierra fértil que las acogiera! Y en un duro terreno se secarán al sol o serán comidas por pájaros oportunistas...
Pero vamos deprisa a mirar el segundo espejo a ver que quiere decirnos el Señor con esta parábola:
Aquí los pájaros son primero el diablo, y luego sus ayudantes. Y para ser un sembrador del diablo no es preciso consagrarse a él, ni darle culto consciente, sólo hay que ir arrebatando la Palabra de Dios, y ahogando en mí y en los demás las semillas de Amor y de Esperanza que Dios pone en sus corazones...
¡Cuántos años he sido yo sembrador del diablo! ¡Cuántas semillas he ahogado y pisoteado! ¡Cuántos errores puede uno cometer sin creerse malo cuando está lejos de Dios! Yo también pensaba que por robar y no matar era bueno... ¡Y que equivocado estaba! Desde luego con esta mentalidad hubiera cometido el único error que no podemos cometer en esta vida: ¡¡¡El de no ser santos!!!
Pero una pregunta, ¿Dios siembra en el borde? ¿Hace eso el Único Perfecto y Santo? ¡NO! ¡Nosotros ponemos la Palabra de Dios en el borde de nuestra alma, para que no arraigue! Y no dejamos que arraigue en nuestro corazón. ¡Porque la palabra de Dios molesta y no nos deja adorar ídolos! (Los ídolos de hoy son: dinero, egoísmo, pornografía, soberbia, el sexo separado de un Amor para siempre y bendecido por Dios en el sagrado e indisoluble vínculo del matrimonio, la vanidad, la fama que llevar a vivir para los demás y no para Dios... ¡son tantos los ídolos que podemos hacernos que no cabrían en mil mensajes! Pero todos nos alejan de Dios, e intentan (sin conseguirlo) llenar el vacío que tenemos en nosotros cuando no vivimos en Cristo. Decía San Agustín: "Nos has creado Señor para Ti, y nuestra alma estará inquieta mientras no descanse en Ti...")
De nosotros depende coger la Palabra de Dios y no ponerla al borde, sino recogerla como Santa María en nuestro corazón y meditarla dentro. ¡Porque Dios la siembra siempre bien!
(5) "Otro poco cayó en terreno pedregoso, donde apenas tenía tierra, y, como la tierra no era profunda, brotó en seguida; pero, en cuanto salió el sol, se abrasó y por falta de raíz se secó."
Y la siguiente imagen nos muestra que no sólo las semillas que cayeron al borde del camino serán infecundas, y habrá otro tipo de dolor que sufrirá el sembrador, que además de ver como algunas semillas son devoradas por los pájaros, tendrá que sufrir el de la desilusión de ver semillas que parecen que van a crecer porque brotan enseguida, pero terminarán siendo abrasadas por el sol... ¡A estas las pierde cuando ya le ha dado tiempo de cogerles cariño! ¡Aún más doloroso!
¡Yo siempre fui un terreno pedregoso! Iba de niño a Misa y recibía la Palabra con alegría. Disfrutaba con mis amigos de catequesis y confirmación, y en las excursiones o convivencias que hacíamos a la Sierra de Madrid. ¡Pero con la adolescencia deserté! ¿Por qué? Pues porque no estaba Gracia, y no me confesaba y no podía recibir al Señor. ¡Y sin Comunión la vida Espiritual es casi imposible! Decía San Juan María Vianney, "el Santo Cura de Ars": "No ir a recibir la Comunión es como alguien muriendo de sed al lado de un manantial." (Una imagen muy rica. Imaginadla con este juego de espejos: Estás sentado en la Iglesia y llega el momento de la Comunión y no vas a recibirla, porque no te has querido arrepentir, confesarte y comenzar de nuevo... ¡Porque has creído al diablo y has visto un regalo como una tortura! Pero la realidad es la imagen del espejo: ¡El alma está muriendo de sed! Y, estando al lado de la fuente de la Gracia no le dais de beber... ¡Pues eso hice yo durante décadas! Y sin el agua de la Gracia no hay semilla que crezca...).
Tras mi conversión, un bendito 24 de abril de 2011, sobre las 7 de la tarde, me fui dando cuenta de que necesitaba beber del agua de la Gracia de Dios todos los días, o las semillas se secaban. y no quería perder esa PAX que por primera vez había sentido...
Y es mucho más fácil enderezar el árbol joven que el viejo. Así que es mejor combatir los vicios y abrazar las virtudes con 10, 14 o 17, que con 41 o 50. ¡Cuánto antes mejor! ¡Pero para Dios no hay nada imposible y Él puede transformar nuestro desierto pedregoso en una tierra en la que crezcan semillas y frutos! ¿No te lo crees? ¡Pues es cierto! ¿Acaso Dios, que te creó, no te va a poder cambiar y sanar?
¡Sí! ¡Dios sólo ha creado tierra fértil y con Su Gracia podemos quitar las piedras que no nos dejan dar fruto!
Pero vamos a ver como explica esta parte de la parábola el Maestro en el Evangelio según San Lucas: "Los del terreno pedregoso son los que, al escucharla, reciben la palabra con alegría, pero no tienen raíz; son los que por algún tiempo creen, pero en el momento de la prueba fallan."
Así que ¡atención! ¡Dice el Señor que habrá pruebas y que puede que caigamos y nos perdamos para siempre! Y dice el Antiguo Testamento: "Si decides servir a Dios preparate para la prueba"... (Y para perseverar y superar la prueba sólo puede hacerse estando dentro del Señor, y contando con Su Gracia. Si llevamos una vida de oración y Sacramentos, debemos confiar en el Señor y saber que Él siempre es fiel y no nos abandonará...)
(6) "Otro poco cayó entre zarzas, que crecieron y lo ahogaron."
Aún no terminan los sufrimientos para el sembrador, aún verá como otras semillas crecen, pero terminan ahogadas por unas zarzas... ¡Pobrecillas y pobrecillo!
Pero vamos al segundo espejo y miremos la sabiduría de estas palabras:
Si los pájaros eran el demonio y los suyos, las zarzas son las voces del mundo y la carne. Todo lo que nos distrae de lo único importante en esta vida. ¿Y qué es lo único importante en esta vida? ¡Lo que seguirá siendo importante cuando hayamos muerto!
Tras pasar la puerta de la muerte nos daremos cuenta de que lo malo de los ídolos es que el tiempo que invertimos en ellos es estéril, porque los ídolos no nos ayudarán en la Vida Eterna. Allí no nos llevaremos jacuzzi, coche, ni casa... ¡Ni siquiera las cómodas zapatillas de estar por casa! Y todo el dinero que hayamos amasado y en el que pusimos nuestra seguridad, se quedará en la tierra... (en la que, por cierto, ni siquiera tenemos asegurado su valor, y cualquier corralito financiero nos dejará sin él. ¡Y es que los ídolos no son consistentes!). Tampoco nos llevaremos a esa persona que entregamos nuestro corazón, y que pusimos en la cúspide de nuestra vida, y que también morirán cuando les toque... (Aquí la diferencia será que si nos casamos con ella ante Dios, habrá sido nuestro camino de santificación; y si no, nos habrá alejado para siempre de Él)...
¡Cuántas zarzas hay aún en nuestra vida! (¡Al menos en la mía!) Pero estoy seguro de que si no las riego, y las voy arrancando, al final, por Gracia de Dios, mi tierra podrá dar el fruto que el Señor espera... (¡Porque Dios espera que todos demos fruto!).
Prefiero escuchar las Palabras de Jesús explicando esta línea: "Lo que cayó entre zarzas son los que escuchan, pero, con los afanes y riquezas y placeres de la vida, se van ahogando y no maduran."
¡O sea, que ellos sí escucharon la Palabra de Dios! Pero por desgraciada la cambiaron por sus afanes, riquezas o placeres... ¡Hay negocios ruinosos, y de todos ellos este es el peor!
(7) "El resto cayó en tierra buena y dio grano: unos, ciento; otros, sesenta; otros, treinta. "
Y la imagen final es la alegría del sembrador con todas las plantas que caen en tierra buena y dan cada una grano, diferente en cada una, pero todas son fecundas...
Y aquí el Señor me viene a decir que no me he equivocado en algunas cosas que he dicho...
¡Hay que tener un corazón noble y generoso! Y eso suele tenerse de joven. ¡Después la vida lo endurece cuando nos pasa por encima! Así que, por favor, si eres joven: ¡ahora es el momento! Apártate de las zarzas, no pongas la Palabra de Dios al borde del camino, para que no se la lleve el diablo; sino escúchala y guárdala en tu corazón, y deja que crezca un árbol grande que de sombra a tu vida, aún en el peor desierto... ¡Ahora es el momento!
También en que Dios no siembra jamás en tierra mala y que si con un corazón noble y generoso oímos la Palabra de Dios y la guardamos bien (sin ocultarla de nuestra vista) y perseveramos daremos fruto. ¡Y siempre daremos ciento por uno!
Decía Sebastián Gayá: si aceptamos la Palabra de Dios somos como una piedra que cae en un estanque y hace ondas, y en esas ondas hacemos llegar la Palabra de Dios a otros, que si la aceptan y la guardan en su corazón comienzan a su vez a irradiar sus propias ondas... ¡Así se difunde la Palabra de Dios! Y puede valerse del más insignificante y pecador para dar frutos, si se convierte y persevera, si se aleja de pájaros y zarzas...
Pero prefiero que nos quedemos con las palabras del Señor: "Los de la tierra buena son los que con un corazón noble y generoso escuchan la palabra, la guardan y dan fruto perseverando."
(8) "El que tenga oídos que oiga.» "
Así pues, ¡usemos nuestros sentidos para oír la enseñanza de hoy! Y quiera Dios que pase por nuestro cerebro y llegue a nuestro corazón, y allí se asiente y de frutos de perseverancia y santidad para mayor Gloria de Dios... ¡¡¡Bendito sea siempre!!!
+Oremos porque el Señor nos dé el don de la Sabiduría, pero no para nosotros, sino para difundir la Palabra de Dios y servir a los demás. Y porque nos ayude a poner Su Palabra en un lugar del corazón donde no pueda llegar el diablo, ni las zarzas puedan ahogarla. ¡Y porque nuestro terreno tenga cada vez menos zarzas!
+ Y porque los que ahora podemos estar al borde del camino, con un terreno pedregoso o entre zarzas, nos demos cuenta de que el Creador bien puede recrear sus terrenos y hacer nuevas en ellos todas las cosas. ¡Porque el sembrador no quiere que muramos sin dar fruto!
¡Feliz y Santo día del Señor hermanos! ¡Besos y abrazos DE COLORES!!!
Pd: Y no olvidéis nunca que cualquier semilla puede ser el origen de un bosque, (si Dios así lo quiere)... ¡¡¡Esparcid Sus semillas!!! ¡No os las quedéis sólo para vosotros!
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