EVANGELIO DEL MARTES 23.7.2024 AD:
M 23. "¡Permaneced en mí!" (Jn 15,1-8):
¡¡¡Buenos días hermanos!!! En el Evangelio se nos invita a la auto-exigencia y la Esperanza, a soñar y a creer en milagros y a trabajar para que sigan ocurriendo y el Maestro siga sanando vidas, familias, pueblos, ciudades, países... ¡Cómo veremos nada es imposible para el que está con el Señor y guarda Su Palabra!
Y, sobre todo, nos muestra que la perseverancia es la llave de La Salvación y para mover el corazón del Señor... ¡¡¡Es muy bonito ver a Dios que sólo quiere que permanezcamos en Su Amor!!!
Vamos a nuestro encuentro diario con Dios en Su Palabra. (No vamos a aprender nada, sólo a estar con Dios, sin más deseos que Amar al Amor y a dejarnos Amar por Él y aceptar que Él dirija nuestra oración que llegará a donde el Señor quiera...).
Hoy la Santa Madre Iglesia nos invita a estar con Dios en el Santo Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo según San Juan (15, 1-8), que si lo leemos con Fe, Esperanza y Amor, se reactualizará en nosotros y en nuestra vida. Vamos con nuestro mejor amigo al encuentro con Dios: ¡¡¡Ven Espíritu Santo!!! ¡¡¡Ven Espíritu Creador!!!:
“(1) En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: (2) «Yo soy la verdadera vid, y mi Padre es el labrador. (3) A todo sarmiento que no da fruto en mi lo arranca, (4) y a todo el que da fruto lo poda, para que dé más fruto. (5) Vosotros ya estáis limpios por las palabras que os he hablado; (6) permaneced en mí, y yo en vosotros. (7) Como el sarmiento no puede dar fruto por sí, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. (8) Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ése da fruto abundante; (9) porque sin mi no podéis hacer nada. (10) Al que no permanece en mí lo tiran fuera, como el sarmiento, y se seca; luego los recogen y los echan al fuego, y arden. (11) Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que deseáis, y se realizará. (12) Con esto recibe gloria mi Padre, con que deis fruto abundante; así seréis discípulos míos.» “.
(1) "En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:"
Es una explicación de Jesús a sus discípulos. La Palabra de Dios es "viva y eficaz", y esta explicación de hace 21 siglos se reactualiza al leerla...
Luego esta explicación ¡Nos la dice el Señor ahora a cada uno de nosotros! (Si nos reconocemos sus discípulos) Veamos que nos quiere decir (a cada uno personalmente)...
(2) "«Yo soy la verdadera vid, y mi Padre es el labrador."
Comienza con una parábola. Algunos dicen, y es cierto, que las parábolas sirven para que los sencillos pudieran entender la profundidad de la Palabra de Dios con ejemplos de la vida cotidiana...
Pero, el más sabio de la tierra está a años luz de un poco de la sabiduría de Dios. La ventaja de las parábolas es ser un espacio muy amplio que uno puede llenar e ir completando según crezca espiritualmente y según Dios le vaya dando dones. Y así la misma parábola enriquece al novato y al que lleva toda una vida de oración.
En esta parábola Dios Padre es el labrador y Cristo la vid verdadera. (Y me llama la atención la palabra: "verdadera", pero es evidente que en Cristo reside la Verdad con mayúsculas; luego Jesús es la Verdadera Vid que lleva la savia de la Verdad, de la que podemos llenarnos poco a poco recibiéndole en cada Comunión, y frecuentándole en la oración y en los Sacramentos...
La Comunión no es un premio, ni un certificado de buena catolicidad, y hay unos requisitos que uno debe cumplir para recibirla: Como estar bautizado y no estar en pecado mortal. (Y el pecado es algo objetivo, ajeno a la interpretación individual; y es Dios en el Decálogo quién nos lo muestra por los profetas, y después Jesús lo concreta y actualiza (quitando añadidos humanos), y nos dice que es y que no es pecado, y la Iglesia es la depositaria de la interpretación de la doctrina, a la LUX del Espíritu Santo en las novedades que van surgiendo...)
¡Pues eso! ¡Qué no podemos Comulgar estando en pecado mortal! (Y pecado mortal es faltar a Misa un Domingo o día de precepto, contra el primer mandamiento: "Amarás a Dios sobre todas las cosas". ¿Puedo decir que amo a Dios sobre todas las cosas si no le dedico ni 40 minutos a la semana?)
Yo invito a la Comunión para crecer en la Fe, no al Sacrilegio. Y antes hay que confesarse, hacer propósito de enmienda y cambio de vida, y cumplir la penitencia y la reparación...
Sigamos con el Evangelio. Hemos dicho que Cristo es la vid verdadera y Dios Padre el jardinero...
(3) "A todo sarmiento que no da fruto en mi lo arranca,"
¿Cómo puede ser esto? ¿No iban a crecer juntos trigo y cizaña y sería al segar cuando se separaran y la cizaña iría al fuego y el trigo al granero? ¿No contradice esta frase la parábola del trigo y la cizaña? ¡NO! Porque no le arranca de este mundo, sino de estar en contacto con la Vid Verdadera...
Es decir, el que no da frutos de conversión (no acepta convertirse y volver a Dios) deja de llamarle y atraerle; y como la conversión es don de Dios, si Él no mueve los corazones no se puede dar, y quedará siempre lejos de Él. (Por eso sólo hay conversión en esta vida, y tras la muerte, Dios se limita a aceptar lo que elegimos libremente y deja de llamarnos, y será imposible volver a Él. ¡Por desgracia! ¡Qué el Señor nos libre de tan trágico final!).
¡Esta es la importancia de la oración! Pedir a Dios que no se canse de llamar a convertirse a aquellos por los que rezo, que no se canse de mover su corazón, y que no les separe de la vid Verdadera, sino que les ayude a volver a ella y les afiance en ella para siempre...
(4) "...y a todo el que da fruto lo poda, para que dé más fruto."
Lo malo de la poda es que duele y angustia... Porque no sólo es el dolor, es también incertidumbre: ¿Cuánto durará la poda? ¿Podré aguantarla? Y la respuesta a la segunda pregunta es "Sí", pues Dios no permite que el demonio nos tiente más allá de nuestras fuerzas; y porque la poda siempre busca que el árbol de más frutos y no matarlo. ¡Y Dios es el mejor jardinero! ¡Así que, si es poda que venga de Dios, la aguantaremos! (También hay cosas que no vienen de Dios, y nos empeñamos en echarle la culpa).
Y sobre ¿Cuánto durará la poda? ¡Sólo lo sabe Dios! Y nos ayuda San Ignacio de Loyola: Fue militar y cayó herido grave en batalla y en su curación al no tener su familia novelas de caballería leyó vidas de santos. ¡Y su conversión fue espectacular! Ya curado fue al Monasterio de Montserrat, y de allí a una gruta donde hizo grandes penitencias. Y le sorprendió lo fácil que se acostumbró a los sacrificios. Pero una pregunta le atormentó: "¿Cuánto podré resistir así?. (Casi nuestra pregunta: "¿Cuánto durara esta poda?")
El Santo se dio cuenta qué la pregunta no tenía sentido, pues no estaba seguro ni de vivir un día más... Entonces, ¿para qué preocuparse de qué traería el mañana, si quizá no esté mañana? Y se dio cuenta de que lo importante era la obediencia y la fidelidad a Dios y a Su Santa Voluntad siendo las pruebas y rigores de esta vida algo muy secundario...
(5) Vosotros ya estáis limpios por las palabras que os he hablado;
Unas palabras del Señor nos dejan completamente limpios: "Yo te absuelvo de tus pecados en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo."
De verdad, son las palabras más esperanzadoras, útiles y bonitas que he oído... ¡y os invito a oírlas!
¡Menuda cantidad de porquería he dejado en el camino tras oírlas una y otra vez! ¡De verdad, os recomiendo oírlas tras la confesión! ¡Es muy recomendable!
(6) "...permaneced en mí, y yo en vosotros.
Una vez limpios de nuestros pecados y miserias el Señor nos muestra el siguiente paso del camino: ¡Permanecer en Él, para que Él pueda permanecer en nosotros!
Si ya hemos quedado limpios, estando bien clavados en la vid verdadera es como podré permanecer sin mancha y dar fruto...
(7) Como el sarmiento no puede dar fruto por sí, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí.
Sin Jesús no podremos dar ningún fruto, como el sarmiento no puede hacerlo sin estar unido a la Vid...Nuestro fruto no es para nuestra Gloria, sino ¡Para mayor Gloria
de Dios! (Hoy es un mensaje muy ignaciano),...
Y seremos discípulos de Cristo, porque estaremos trabajando en Su mies y como Él estaremos trabajando por el Reino de los Cielos y por la mayor Gloria de Dios.
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